Así se presenta la protagonista de un libro que me ha cautivado este verano La elegancia del erizo, tal vez con esta descripción tan grotesca nadie pensaría que hay una historia fascinante detrás de una persona que se define a sí misma como el estandarte de la fealdad, pero reconozco que siento debilidad por estos personajes que parecen que no brillan en la sociedad, los olvidados y bien digo "parece" porque Renée Michel es uno de los personajes más entrañables, inteligentes y maravillosamente sensibles que haya podido crear un escritor. En este caso se trata de una escritora Muriel Barbery, una profesora de filosofía de la que he podido averiguar poquísimo tan solo que cuenta con dos títulos en su carrera literaria y que este libro que me ocupa, ha alcanzado un éxito muy grande en todo el mundo.
Hace tiempo leí en la novela La historia interminable de Michael Ende la definición de la pasión por leer. Sí, esa pasión que te hace llorar amargamente porque una historia maravillosa acaba y habías corrido aventuras con esas personas a las que habías admirado o por las que habías temido, esas personas que habitan entre las hojas de un libro. Eso me ha ocurrido con esta novela, es esa clase de libro que te hace reconciliarte con la literatura si los últimos ejemplares que habían llegado a ti en los últimos tiempos no te hicieron recorrer las líneas con deleite sino con pesadumbre y tedio.
Pero ¿qué tiene esta historia que hace que te enganches? Pues es un relato que trata de muchos temas importantes para el ser humano. A través de los personajes, sobre todo de la portera Renée y de Paloma, una niña extremadamente inteligente que habita en el edificio en el que trabaja la señora Michel, hacemos un recorrido por el significado de la amistad, del Arte, de los libros, de la vejez o de la muerte. Ahí van varios ejemplos de cada uno de estos temas, en algunas de las líneas magistralmente escritas.
El significado de la amistad para Madame Renée nos llega a través de una descripción hermosa y así habla de su amiga Manuela, una mujer humilde pero que ella describe como una aristócrata por su elegancia innata, ¿qué es una aristócrata? -se pregunta Renée-, para ella una aristócrata es una mujer a la que la vulgaridad no alcanza pese a acecharla por todas partes. Y nos cuenta:
Manuela es esa gran dama desnuda sin adorno ni palacios, sin la cual yo no habría sido más que una portera, mientras que por contagio, porque la aristocracia del corazón es una afección contagiosa, Manuela ha hecho de mí una mujer capaz de cultivar la amistad.
La portera hace esta reflexión sobre el arte:
El arte es la vida, pero con otro ritmo. Sirve para darnos la breve pero fulgurante ilusión de la camelia (...) y nace de la capacidad que tiene la mente de esculpir el ámbito sensorial. Da forma y hace visibles nuestras emociones y, al hacerlo, les atribuye este sello de eternidad que llevan todas las obras que, a través de una forma particular saben encarnar el universo de los afectos humanos.
Renée pese a su destino lleno de carencias y obstáculos era una autodidacta y una devoradora de libros y su experiencia cuando aprendió a leer se convirtió en algo apasionante...
Por primera vez toqué un libro en mi vida. Había visto a los mayores de la clase mirar en ellos invisibles rostros, como si una fuerza los moviera a todos y, sumiéndose en el silencio, extraer del papel muerto algo que parecía vivo. Aprendí a leer sin que nadie se enterara. (...) La niña frágil se había convertido entonces en un alma hambrienta.
La niña Paloma reflexiona sobre la vejez (...) no hay que olvidarlo. Hay que vivir con la certeza de que envejeceremos y que no será algo bonito, ni bueno, ni alegre. Y decirse que lo que importa es el ahora, construir, ahora, algo, a toda costa, con todas nuestras fuerzas. Tener siempre en mente la residencia de ancianos para hacer que cada día sea imperecedero. Escalar cada uno su propio Everest y hacerlo de manera que cada paso sea una pizca de eternidad. Para eso sirve el futuro para conseguir el presente con verdaderos proyectos de seres vivos.
Y la muerte como el destino definitivo pero también como la separación de nuestros seres queridos...
(...)esta mañana he comprendido lo que morir significa: en el momento de desaparecer quienes mueren para nosotros son los demás (...) Pero nunca más volveré a ver a los que quiero y si morir es eso, desde luego es la tragedia que dicen que es.
Aquí dejo estas maravillosas palabras encadenadas unas a otras. Como dijo Michael Ende yo sentí la pasión de leer al recorrer estas líneas. Reflexioné con lo que me transmitían los personajes, viví algo de sus vidas cuando iba pasando las páginas, llegaba cada mañana y cada tarde deseando proseguir con la lectura para reencontrarme con toda esa gente buena o no que me hicieron llorar, que me hicieron pensar en mi vida y me hicieron sentir tristezas, las mías, las de ellos...Pero sobre todo creo que la lectura de La elegancia del Erizo no puede dejar indiferente a nadie, porque después de leer este libro maravilloso es posible que algo dentro de nosotros haya cambiado.
Hace tiempo leí en la novela La historia interminable de Michael Ende la definición de la pasión por leer. Sí, esa pasión que te hace llorar amargamente porque una historia maravillosa acaba y habías corrido aventuras con esas personas a las que habías admirado o por las que habías temido, esas personas que habitan entre las hojas de un libro. Eso me ha ocurrido con esta novela, es esa clase de libro que te hace reconciliarte con la literatura si los últimos ejemplares que habían llegado a ti en los últimos tiempos no te hicieron recorrer las líneas con deleite sino con pesadumbre y tedio.
Pero ¿qué tiene esta historia que hace que te enganches? Pues es un relato que trata de muchos temas importantes para el ser humano. A través de los personajes, sobre todo de la portera Renée y de Paloma, una niña extremadamente inteligente que habita en el edificio en el que trabaja la señora Michel, hacemos un recorrido por el significado de la amistad, del Arte, de los libros, de la vejez o de la muerte. Ahí van varios ejemplos de cada uno de estos temas, en algunas de las líneas magistralmente escritas.
El significado de la amistad para Madame Renée nos llega a través de una descripción hermosa y así habla de su amiga Manuela, una mujer humilde pero que ella describe como una aristócrata por su elegancia innata, ¿qué es una aristócrata? -se pregunta Renée-, para ella una aristócrata es una mujer a la que la vulgaridad no alcanza pese a acecharla por todas partes. Y nos cuenta:
Manuela es esa gran dama desnuda sin adorno ni palacios, sin la cual yo no habría sido más que una portera, mientras que por contagio, porque la aristocracia del corazón es una afección contagiosa, Manuela ha hecho de mí una mujer capaz de cultivar la amistad.
La portera hace esta reflexión sobre el arte:
El arte es la vida, pero con otro ritmo. Sirve para darnos la breve pero fulgurante ilusión de la camelia (...) y nace de la capacidad que tiene la mente de esculpir el ámbito sensorial. Da forma y hace visibles nuestras emociones y, al hacerlo, les atribuye este sello de eternidad que llevan todas las obras que, a través de una forma particular saben encarnar el universo de los afectos humanos.
Renée pese a su destino lleno de carencias y obstáculos era una autodidacta y una devoradora de libros y su experiencia cuando aprendió a leer se convirtió en algo apasionante...
Por primera vez toqué un libro en mi vida. Había visto a los mayores de la clase mirar en ellos invisibles rostros, como si una fuerza los moviera a todos y, sumiéndose en el silencio, extraer del papel muerto algo que parecía vivo. Aprendí a leer sin que nadie se enterara. (...) La niña frágil se había convertido entonces en un alma hambrienta.
La niña Paloma reflexiona sobre la vejez (...) no hay que olvidarlo. Hay que vivir con la certeza de que envejeceremos y que no será algo bonito, ni bueno, ni alegre. Y decirse que lo que importa es el ahora, construir, ahora, algo, a toda costa, con todas nuestras fuerzas. Tener siempre en mente la residencia de ancianos para hacer que cada día sea imperecedero. Escalar cada uno su propio Everest y hacerlo de manera que cada paso sea una pizca de eternidad. Para eso sirve el futuro para conseguir el presente con verdaderos proyectos de seres vivos.
Y la muerte como el destino definitivo pero también como la separación de nuestros seres queridos...
(...)esta mañana he comprendido lo que morir significa: en el momento de desaparecer quienes mueren para nosotros son los demás (...) Pero nunca más volveré a ver a los que quiero y si morir es eso, desde luego es la tragedia que dicen que es.
Aquí dejo estas maravillosas palabras encadenadas unas a otras. Como dijo Michael Ende yo sentí la pasión de leer al recorrer estas líneas. Reflexioné con lo que me transmitían los personajes, viví algo de sus vidas cuando iba pasando las páginas, llegaba cada mañana y cada tarde deseando proseguir con la lectura para reencontrarme con toda esa gente buena o no que me hicieron llorar, que me hicieron pensar en mi vida y me hicieron sentir tristezas, las mías, las de ellos...Pero sobre todo creo que la lectura de La elegancia del Erizo no puede dejar indiferente a nadie, porque después de leer este libro maravilloso es posible que algo dentro de nosotros haya cambiado.

