Siempre utilizamos diferentes metáforas para referirnos al comienzo de un curso. La del barco que zarpa con una tripulación-maestros, profesores-, los pasajeros, que son los alumnos y el puerto al que hay que llegar que sería el final de curso.
kTambién usamos la de la función que comienza en la que hay un público, nuestros alumnos, los actores y la representación de la obra, que es el día a día en las aulas...
Tal vez usamos todos esos símiles porque contemplando todos los elementos que intervienen en un curso -el tiempo en que se desarrolla, las metas que se trazan, las estrategias que tienen que emplear todos los que intervienen en este período (padres, alumnos y profesores)- nos damos cuenta de que tiene bastante de aventura.
Este período escolar va a ser diferente a otros que hemos vivido. Ya se parte con un sueldo mermado para los docentes y sabiendo que muchos puestos necesarios, de profesores de apoyo o especialistas importantes para ofrecer una enseñanza de calidad, no van a ser cubiertos. Pero está claro que funcionaremos con lo que tenemos. Afortunadamente conozco a muchos maestros y profesores perfectamente capacitados, que van a trabajar cada día con mucha alegría y empeño, algo fundamental en esta profesión, que además dan lo mejor de sí mismos y que este año, van a aportar la misma buena disposición que otros años, a pesar de las dificultades y carencias con las que ya se va a comenzar.
No sé si es válida la comparación pero se le llama "llave maestra" a la llave que nos da la posibilidad de abrir todas las puertas. Un maestro tendrá que tener la capacidad de llegar a todas las mentes, y que estas se abran para dejar entrar las experiencias, conocimientos y actitudes positivas que brinda la escuela siendo él mismo el transmisor de todos esos saberes, el guía más bien, ya que cada alumno construirá su propio conocimiento si estamos llevando a cabo una enseñanza constructiva, que haga de nuestros alumnos personas con autonomía y capacidad de defenderse en la vida cotidiana de una manera efectiva.
Es una tarea muy compleja, una profesión en la que jamás podrás decir que lo has aprendido todo. Cada año es un reto y además cada generación de alumnos cambia su mentalidad. No tienen nada que ver los niños de mi generación, que eran más pasivos pero más maduros para las cosas de la vida cotidiana, aunque menos despiertos para todo lo funcional, para la búsqueda de información a la que no teníamos acceso, a los niños de las actuales generaciones, que tienen en sus manos cada dia la posibilidad de relacionarse de una manera tan distinta como son las redes sociales o el acceso a todo tipo de videojuegos, que si no son bélicos, aportan mucha agilidad mental.
Esa quizá es la característica de los niños ahora, esa rapidez con la que quieren todo. Tal vez están acostumbrados a darle al INTRO y voilà, el mundo en una pantalla. Pero eso es esta generación, estas son sus características, en unos años habrá nuevos cambios en los niños y jóvenes y el maestro tendrá que estar de nuevo preparado para enfrentarse a esas otras mentes, que a saber como van a evolucionar.
Sé a ciencia cierta que hay muchos maestros que van a intentar que la crisis afecte lo menos posible a sus alumnos, con los que se comprometerán desde el primer día, para llevarlos hasta "la otra orilla", con la mente más "llena" de saberes prácticos y útiles, que les ayuden a moverse sin dificultad en el mundo en el que les ha tocado vivir.
Tal vez cada docente albergue interiormente la esperanza de ser ese profesor que influya tanto en su alumno, que pueda después ser recordado por este con cariño y agradecimiento.
Albert Camus, premio Nobel de Literatura, dedicó su discurso a su maestro de primaria, el que consiguió que un niño pobre sin ningún tipo de posibilidades siguiera sus estudios. El maestro lo acompañó incluso a examinarse del bachillerato, en un viaje que hicieron ambos en tren pagado claro está por el buen profesor.
Pero aunque no tengamos en nuestra vida algún discurso que dar, en el que podamos mencionar a algún maestro que ha cambiado el curso de nuestras vidas, si es cierto que todos llevamos a algún docente en nuestro corazón, tal vez el que nos incitó a leer poesía o plantó en nosotros la semilla del interés y la curiosidad para cualquiera de los saberes, que después nos llevaron a algún camino por el que andamos ahora.
El lunes empieza "esta nueva aventura" una vez más. A todos los que aman esta profesión y comienzan de nuevo a "llenar las pizarras de sueños", les deseo ¡buen viaje!
Precioso relato amiga!!! Me ha encantado,sigue con esta nueva andadura porque lo has GENIALLLL.Mucha suerte para ti también.besotes
ResponderEliminar¡Sí señora! Te apoyo en todo lo que planteas. Está claro que cada curso es una aventura: llena de sorpresas, alegrías, marejadas... de todo un poco. Pero lo mejor de un maestro, es que, siempre estamos ahí, trabajando con toda la ilusión del mundo y buscando nuevas metodologías para ayudar a que todos los alumnos lleguen a final de curso, por lo menos, con mayor formación y motivación.
ResponderEliminarUn abrazo.