sábado, 29 de septiembre de 2012
Microcuento I . Carpe Diem
Quizá si tuvieran una existencia común, vulgar como el resto de los mortales, una existencia de pareja que hace la compra, comparte con los amigos, se despierta junta cada mañana uno al lado del otro sin remedio día tras día teniendo toda una jornada para verse las caras, verse los defectos, las carencias, los temores, las vulnerabilidades y manías, los "puntos negros" de sus historias personales contadas en noches de lluvia bajo las sábanas, puede ser que si eso sucediera ella dejaría de interesarse tanto por él y él dejaría de desearla.
Pero no se tienen el uno al otro, cualquier momento que comparten puede ser el último. Su relación es una historia de patíbulo, de "corredor de la muerte" está abocada a morir, como todas las demás pero quizá la de ellos, ya nació sentenciada. No nació con la ilusión y la esperanza como motor, con la promesa de ser eterna, aunque después en la realidad sólo durara un año. No, la de "ellos" traía corona y recordatorio, presagios lúgubres de un final cercano,traía la luz al final del túnel.
Tal vez por eso es una relación más intensa, única y diferente. Cada gesto de amor vale el doble. No besa solo la boca, besa el cuerpo entero y en cada caricia se pone el corazón.
E intentan vivir esos momentos que están juntos y un réquiem suena en sus oídos, sonidos de campanas que anuncian un adiós. Mientras las campanas avisan, previenen y tañen: carpe diem, ellos se abrazan fuertemente dándose cada noche la "última despedida".
Hay existencias que tienen esa particularidad, la de ser más conscientes que el resto de que hay un fin y no por eso llevan una peor vida, es tal vez una vida menos hipócrita pero sobre todo es una vida más recordable.
Ellos son como esos enfermos terminales que tienen la clave de la vida y nadie más excepto ellos pueden saberla, aunque todos los demás vayan a morir también tarde o temprano.
Pero hasta que lleguen a ese punto final del pasillo allí, donde está la gran luz y la nada, o el todo ¡quién sabe! hasta que recorran ese camino y su amor se convierta en cenizas, ella le susurrará a él al oído: quiero seguir muriendo cada noche contigo.
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Te has superado viciosa!!. Enhorabuena...
ResponderEliminar¡Qué pasada Bea! Espléndido.
ResponderEliminarUn abrazo con el brazo derecho. El otro todavía lo tengo tocado. Ja,ja.
Precioso amiga!!!!
ResponderEliminarQue nunca pierdas el vicio de contar y siempre "carpe diem"!!
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