domingo, 16 de septiembre de 2012

Viaje imaginario a Nueva York

   Nunca estuve en la gran manzana pero opino lo mismo que ha opinado mi madre toda la vida, que si me "sueltan" en la Quinta Avenida, creo que no me perdería. Y esta especie de GPS neoyorkino que tengo incrustado, se ha nutrido a lo largo de muchos años de las tantas películas que han dejado grabadas en mis ojos, imágenes que para mí han sido imborrables.
   En mi viaje imaginario yo estuve Desayunando en Tiffany. Fue una mañana de Otoño preciosa, de cielo despejado uno de esos días que parecen que están limpios. El desayuno consistió en comerme un croasán calentito delante del escaparate del famoso comercio.  Me detuve allí enfrente y me puse a mirar todas aquellas alhajas, como si fueran caramelos de cristal y yo en aquellos momentos una niña golosa.
   Terminé de comer y me eché a caminar calle abajo acordándome de las palabras de una buena amiga, "podrás comer piedras e incluso beber humo pero te sabrá diferente. Todo te sabe más delicioso en Nueva York". Opté por coger un taxi, uno de esos vehículos amarillos que circulan y llenan las calles de Manhattan.
   El taxi driver no tenía lo que se dice "un buen carácter" pero decidí que su actitud no enturbiaría aquel momento en el que yo estaba absorta con el paisaje urbano de edificios gigantes, que casi no dejaban al sol penetrar entre las calles, en donde abundan mareas de gente que intentan llegar, cuando los semáforos lo permiten, a la otra orilla.
   Le dije al taxista que parara cuando llegamos al Central Park. Era Otoño en Nueva York. Los árboles tenían ese color marrón y me daban la sensación de pertenecer a un cuadro otoñal, que vi en algún museo. El aire empezaba a ser un poco frío y cerré mi abrigo cruzándome de brazos, mientras me adentraba en el parque. Me sentí de repente extraña por haber pasado tan rápido, del amasijo de hormigón y personas, a aquella visión de dorados y otoñales árboles de ese bosque fantástico, en el que habitaría probablemente algún nomo o ninfa urbanos, claro está, no podría ser de otra manera.
   Sentada en uno de los bancos que encontré a lo largo del camino, viendo como paseaban algunos y otros corrían, me acordé de una persona querida, una en concreto. La evoqué a tantos kilómetros de distancia, imaginándome tener con él una cita aquella tarde en lo más alto del Empire State, como Cary Grant y Deborah Kerr en Un Romance para recordar. Sería maravilloso darnos un abrazo en un lugar hecho para acariciar el cielo. Pero El cielo puede esperar y dejé mis ensoñaciones saliendo del parque, con la intención de proseguir mi viaje.
   Si sigo deambulando por las calles y llego hasta ese barrio de Manhattan, en el que encontramos esos edificios viejos no muy altos construídos en el siglo XIX, en los que hay unos pocos escalones que dan acceso a la puerta principal de la entrada, tengo la impresión de que en cualquier momento me voy a encontrar a Carrie Bradshaw y sus amigas, que vienen calle abajo riéndose y discutiendo sobre como es el Sexo en Nueva York.
   Me senté  en uno de esos portales en los que tantas veces vi sentada a la Bradshaw, debatiéndose entre el amor de Mr. Big o su vida sin el amor verdadero,-al final  ya lo sabemos, optó por Mr. Big-. Pero al verme allí, en aquellas escaleras emblemáticas de aquella calle de Manhattan, pensé que alguien había dicho que "el primer viaje es el que se hace con un dedo sobre el mapa". Mi viaje creo yo que es anterior, es un viaje de ensueño, de fantasía, también de libertad como ese gran símbolo, esa gran estatua ubicada cerca del mar, que nos recuerda a todos Érase una vez América... la tierra de las oportunidades, donde los sueños se pueden hacer realidad, donde todo es posible. No deja de ser una quimera como este mi viaje, pero es una quimera muy hermosa, como tantas cosas que no son reales.

5 comentarios:

  1. Como siempre, maravilloso! Hazme un favor, si repites viaje, acuérdate de llevarme en una maletita y me sueltas por ahí, total, en los imaginarios no peso nadita jajjaja. Deseo que algún día puedas ir de verdad, que sé que lo harás, y que te saques fotos a cada rato de tu carita, para no perderme ninguna chispita de ilusión en tus ojos. Besitos!!

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  2. Guauuu!!! Por momentos me he visto contigo,allí,disfrutando de ese maravilloso viaje.Avisame cuando vuelvas,que yo.... Me apunto.Besotess

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  3. heyyyy, lo escribiste!!!! jijijij ya lo estoy proyectando para el próximo año..así que ya sabes, a revivir todos esos momentos en la realidad, que ya nos toca.

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  4. Pues sì chicas...a NY hay que ir mìnimo una vez en la vida!! Como sabràs he estado 3 veces y las que me quedan...por cierto pasè por delante de Tyffany con el amor de mi vida...pero no se diò por aludido jajaja...eso sì ese dìa almorzamos en el barrio del Soho un exquisito fish&chips con un champagne francès y lo increìble que nadie nos mirò raro por hacerlo..eso es lo guay de NY entre otras muchìsimas cosas!! Y claro està que yo me apunto si organizas un viaje de amigas..que esos viajes son realmente los buenos..te lo digo yo!!!

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  5. Como diría en mi maravilloso inglés: "Marveleeesss". Lo que se traduce en "Maravilloso". Leyendo, me parecía que estuvieras en Nueva York y, que hubieras vivido allí toda la vida. Leído lo leído, no creo que te haga falta viajar por esos andurriales.
    Un abrazo.

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