jueves, 21 de marzo de 2013

Relaciones@.com

   Un día una amiga se me plantó delante y con ojos de drama me dijo: me ha bloqueado.
   Tengo que admitir que me costó un poco ubicar la afirmación porque en principio pensé en un bloqueo sentimental, tal vez ella y su pareja no hablaban lo suficiente, también podría ser un bloqueo sexual, intenté imaginar, las cosas entre dos son muy complicadas. Pero mi amiga tuvo que haber adivinado todas mis elucubraciones y añadió la palabra mágica,-del whatssap, me ha bloqueado en el whatssap-.
   Pues si que era peliaguda la cosa porque ¿qué puedes hacer en ese caso? Comunicación cortada, borrada del ciberespacio si no borrada, "acallada". Me recordó ese estado a una película de Superman en la que los malos fueron incrustados en un cristal y vagaban errantes por el universo, metidos en un grito. Esto era algo parecido, un bloqueo comunicativo no puedes decir ni ¡ay!  ni  ¡Yo no fui! Y lo peor de todo no puedes ver a qué hora se conecta o desde cuándo no se conecta, porque la bendita aplicación nos ha convertido a todos  en espías sin quererlo. Es curioso como alguien ve que te has conectado por última vez a las cinco de la mañana, a uno que le gusta trasnochar, y a las ocho te manda un mensaje diciendo ¿qué hacías despierto a esa hora? Y yo pregunto, si sabes que me acosté tarde porque te lo dijo el chivato,¿a qué me despiertas con un whatssap mañanero?
Por otra parte están los whatssap de grupo, esos chats imposibles que son una nueva manera de comunicarse y expresar "tonterías escritas". Y no porque las personas que los utilicen sean tontas, sino porque no te vas a poner a escribir grandes pensamientos con ese mini teclado incómodo, en el que solo te dan ganas de poner abreviaturas o expresiones como ¡ah!
   Pero es muy frecuente estar esperando un whatssap de alguien que tal vez te interesa más de lo normal, mirar el móvil, ver ese circuito verde en la parte superior izquierda del aparato, abrir la aplicación y ¡zas!, el grupo que se denomina "los mudos en bicicleta" tiene 80 mensajes que tú ni has leído, ni piensas leer porque las últimas intervenciones son algo así como:
-yo te lo dije.
-Jajjjajaja.
-Ya me parecía a mí.
-Jajjjajaja.
   Ante esta conversación tan inteligente ni te planteas ir hacía atrás, a leerte los setenta y pico mensajes anteriores y te sientes reconfortado de no entrar en semejante comunicación. Te vas a dormir tranquilamente y a la una de la madrugada te suena el whatssap. Lo abres pensando en algo importante y te aparece la risa enlatada de uno de "los mudos" que acaba de llegar a su casa y sí, se acaba de leer los 80 mensajes y le han hecho gracia.
   Además de la situación de mi amiga, también hay otra similar que es que alguien te borre del facebook, que deje definitivamente de ver tus fotos desde el año 2009 en que abriste la cuenta para no poderla cerrar jamás en la vida, porque es muy difícil desaparecer de una cuenta de esa red social. Que por cierto para los que lo necesiten, hay una empresa que se llama teborro.com un dato muy significativo y que nos hace comprender como se está poniendo de complicado  desaparecer totalmente de internet.
  Pero si alguien te ha desterrado de su vida y ya no formas parte de sus contactos del whatssap ni de sus amigos del facebook, pues tal vez sea hora de volver a la prehistoria y probar a tener relaciones antiguas en las que la gente hablaba cara a cara, y no a través de emoticonos y pictogramas, en las que dábamos palmaditas en la espalda, apretones de manos, picábamos un ojo, mirábamos con picardía y deseo o hasta con desprecio. El mundo en que nos visitábamos para compartir café y conversación, teníamos vidas individuales no conectadas a máquina alguna. Y si nos sucedían cosas no le sacábamos fotos al suceso para mandárselas corriendo a alguien, sino que teníamos que esperar a llegar a casa y ante la cena, contábamos lo acontecido en el día.
   Y tal vez sea yo la persona menos indicada para hablar de esto ya que soy una consumidora de todas las redes y aplicaciones existentes, pero si es en cuestión de relaciones personales, prefiero mil veces lo real a lo virtual.
   En la copla andaluza  que me apasiona "Las cinco farolas" del maestro Juan Solano, la amante hablaba de la vereda que su amor tomaba para visitarla y decía:
"Entre su casa y mi casa la vereda madre, no cría hierba".
Cuando su amor la abandona llora desconsolada:
"La veredita madre, está cuajada de hierba, cuaja de hierba". El amor ya no la visita, ya no la escucha ni la quiere.
   Esto es lo mismo que me dijo mi amiga con lágrimas en los ojos pero con el lenguaje de este siglo XXI -Me ha bloqueado en el Whatssap-.
   Si el maestro Juan Solano levantara la cabeza y oyera esta conversación no sabría de lo que estamos hablando, aunque curiosamente sea de lo mismo que él escribió en su fantástica copla.

3 comentarios:

  1. Genial Beatriz y redondeado con la copla, fantástico.
    Tú sabes que yo también soy más del face to face y que he sido reacio al whatssap, no niego que tenga cosas buenas pero ojo, lo bonito no es un emoticono picando el ojo sino picar el ojo.
    Un beso amiga.

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  2. Vidas virtuales linda, pero no nos podemos olvidar que la vida está en la calle, en un codo a codo, en unas risas con los chistes de los amigos, y que la mejor comunicación funciona sin palabras y esa es insustituible.

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  3. Estamos llegando a un momento en el que nos duele mas que nos ignoren virtualmente a que nos hagan un desplante en carne y hueso. A donde llegaremos? Ni idea, o sea ;-(

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