Cualquier persona que se relacione con niños, bien porque sea padre o madre o porque se dedique a la enseñanza ha podido comprobar que las niñas adquieren la capacidad de hablar antes que los varones, maduran linguísticamente con anterioridad. Es decir, que desde pequeñas las mujeres vamos haciendo prácticas en ese aspecto de una manera precoz. Por tanto si hay un género que verdaderamente tiene el vicio de contar ese es el género femenino. Tal vez por eso llegamos a la madurez con esa "incontinencia verbal" que tanto mal nos puede hacer a veces y me explico.
Lo cierto es que las mujeres tenemos la "manía" de aclararlo todo hasta lo imposible de aclarar, lo que no se debe esclarecer, lo que hay que dejar en el olvido y no volverlo a sacar a colación nunca más.
Una vez le escuché decir a Gabriel García Márquez en una entrevista, que él adoraba a las mujeres y las admiraba muchísimo, pero que no entendía esa manera que teníamos de "descuartizar" la información hasta el punto de que queríamos esclarecerlo absolutamente todo.
Es muy probable que este hombre al que admiro tanto pueda tener razón. Es muy común escuchar de nuestros labios frases como:
-Cariño tenemos que hablar. Quiero hablar contigo-. O en el peor de los casos, ya a la desesperada: Necesito hablar de lo nuestro-. A todos estos reclamos "el interlocutor" o sea "el otro", te mira con cara de artista de cine mudo, pensando además que él ni quiere ni necesita hablar, -¿HABLAR? ¿HABLAR DE QUÉ? si va a empezar la segunda parte del partido y no es el momento. Yo que estaba tan tranquilo y no tenía ganas de discutir-. Porque para él, HABLAR a veces es sinónimo de DISCUTIR. Él piensa: -ya verás, empezaremos bien y esto se convertirá en la historia interminable-.
Y entonces comenzamos nuestra retahila, una de esas aclaraciones que se empieza a convertir en monólogo, que cuando nos embarcamos en ella no sabemos ni a donde nos va a llevar pero que nosotras seguimos adelante con el "mitin" PORQUE LO QUE SE EMPIEZA, SE ACABA.
A él le sale en ese momento la mejor interpretación de todos los tiempos como actor de cine "no sonoro", o sea silencioso que es capaz de callarse ante incluso la afirmación más rocambolesca y punzante que a ti se te pueda ocurrir.
Y siempre me he preguntado como lo hacen, como pueden tener la capacidad de mirarte, poner cara de pócker e incluso de preguntarte en uno de esos momentos críticos:-¿tú no tienes hambre?-, haciendo de esa manera el mejor intento de "la historia" de cambiar de tema, con un giro que ríete tú de los giros que daban los ovnis en el "espacio infinito".
Bromas aparte creo que las mujeres tenemos una capacidad de comunicación extraordinaria, algo que en nosotras es muy valioso y que nos hace ser conciliadoras, en la mayoría de los casos. Y que de los hombres debemos aprender ese lado práctico que le aplican a todo, ese eslogan que parece que tienen de "si tiene solución no te preocupes por ello y si no tiene solución tampoco porque nada se puede hacer".
Está claro que el binomio hombre/mujer ya sea como pareja o como amigos, es una combinación maravillosa y calladas o enfrascadas en nuestros mejores circunloquios, necesitamos de esos "mudos fantásticos".
martes, 27 de noviembre de 2012
martes, 13 de noviembre de 2012
Microcuento II. "A la cola, como todo el mundo".
"A la cola como todo el mundo". Debo tener paciencia no me esperaba que aquí sucediera lo mismo que en el otro sitio, pero mira tú por donde, tanto que me imaginé un lugar diferente, con otras características y al final hay algo en común. Pero es que ha sido todo tan precipitado... Sólo recuerdo aquel ruido ensordecedor y nada más.
No veo a nadie conocido, también sería casualidad encontrarse aquí con un vecino. Con un familiar o amigo no me gustaría la verdad. Y yo me pregunto ¿esta gente tendrá en cuenta que estoy aquí antes de tiempo? ¿que todo esto es prematuro? El recuento que hice de mi vida sería más corto que el de este hombre anciano que tengo delante de mí, en esta "bendita cola", aunque ¡hay que ver! la de cosas que dejé por hacer, seré memo. Ya me podrían dar la oportunidad de volver. ¡Otro gallo me cantaría con lo que sé ahora! Tal vez si ven que no he sido tan malo... aunque alguna trastada he hecho, vaya que sí y lo bien que me lo pasé haciéndola. No sé si aquí ese tipo de cosas se penalizan, en el otro lado estaban muy mal vistas.
Ya se verá.
La cola va avanzando, paciencia que ahora soy un muerto y el cielo me debe estar esperando.
No veo a nadie conocido, también sería casualidad encontrarse aquí con un vecino. Con un familiar o amigo no me gustaría la verdad. Y yo me pregunto ¿esta gente tendrá en cuenta que estoy aquí antes de tiempo? ¿que todo esto es prematuro? El recuento que hice de mi vida sería más corto que el de este hombre anciano que tengo delante de mí, en esta "bendita cola", aunque ¡hay que ver! la de cosas que dejé por hacer, seré memo. Ya me podrían dar la oportunidad de volver. ¡Otro gallo me cantaría con lo que sé ahora! Tal vez si ven que no he sido tan malo... aunque alguna trastada he hecho, vaya que sí y lo bien que me lo pasé haciéndola. No sé si aquí ese tipo de cosas se penalizan, en el otro lado estaban muy mal vistas.
Ya se verá.
La cola va avanzando, paciencia que ahora soy un muerto y el cielo me debe estar esperando.
sábado, 10 de noviembre de 2012
Sucedió un Domingo.
Quiero compartir un secreto, el domigo no es mi día favorito. Amanece el séptimo día, que para los anglosajones es el día del sol -Sunday-, pero que para mí es un día gris en el que toda la vulnerabilidad del mundo se me cae encima.
Y muchas veces me he preguntado de donde me viene esa "pena dominguera", por qué me siento pequeña ese día en el que la gente gandulea, compra el periódico y churros para desayunar, pasea al perro y a la suegra sin prisas y yo me dispongo a bajar las persianas, meterme en el sofá y entre "ensueños" de viernes o sábados me pongo a esperar a que el fantástico día dominical pase rápido, llevándose mi inexplicable tristeza.
Estoy convencida de que a Jesucristo lo crucificaron un domingo, y tengo la sospecha de que ahí no queda la cosa. Antes de este horrible suceso ya habían venido las siete plagas de Egipto que se hicieron efectivas el último día de la semana. Aunque aún hay más.
Los constructores de la Torre de Babel que querían hacer un edificio que tocase el cielo, empezaron de repente a hablar todos un idioma diferente, dejando de entenderse para siempre. Hasta aquel fatídico domingo, todos tenían la misma lengua y usaban las mismas palabras.
¿Y cuándo creen que comenzó el diluvio universal? Pues no podía ser otro día que un muy lluvioso domingo. Si no, que se lo pregunten a Noé, que por muchas lluvias que caigan nunca va a olvidar el día en que tuvo que buscar un arca y refugiarse allí con todos aquellos animales.
Las desapariciones misteriosas del triángulo de las Bermudas, la falsificación de la fórmula de la coca-cola, la primera terrorífica aparición del monstruo del lago Ness, todos, todos estos sucesos ocurrieron en domingo, ¿cómo no me voy a sentir yo así, tan desvalida cuando llega el final de la semana?
Y si se rompe el microondas, la lavadora, el móvil o el disco duro del ordenador es bastante probable que eso suceda el día de misa.
Creo que me quedo más tranquila ahora que sé de donde me viene mi domingofobia.
No sé si alguien en un día así me dijo que no me quería, tengo muy mala memoria para el desamor pero ahora que lo sabes tú, que conoces mi mayor secreto, déjame abrazarte este domingo y desaparecer contigo en este sombrío túnel dominical para renacer de nuevo el luminoso lunes, con la ilusión de que voy a ser feliz.
Y muchas veces me he preguntado de donde me viene esa "pena dominguera", por qué me siento pequeña ese día en el que la gente gandulea, compra el periódico y churros para desayunar, pasea al perro y a la suegra sin prisas y yo me dispongo a bajar las persianas, meterme en el sofá y entre "ensueños" de viernes o sábados me pongo a esperar a que el fantástico día dominical pase rápido, llevándose mi inexplicable tristeza.
Estoy convencida de que a Jesucristo lo crucificaron un domingo, y tengo la sospecha de que ahí no queda la cosa. Antes de este horrible suceso ya habían venido las siete plagas de Egipto que se hicieron efectivas el último día de la semana. Aunque aún hay más.
Los constructores de la Torre de Babel que querían hacer un edificio que tocase el cielo, empezaron de repente a hablar todos un idioma diferente, dejando de entenderse para siempre. Hasta aquel fatídico domingo, todos tenían la misma lengua y usaban las mismas palabras.
¿Y cuándo creen que comenzó el diluvio universal? Pues no podía ser otro día que un muy lluvioso domingo. Si no, que se lo pregunten a Noé, que por muchas lluvias que caigan nunca va a olvidar el día en que tuvo que buscar un arca y refugiarse allí con todos aquellos animales.
Las desapariciones misteriosas del triángulo de las Bermudas, la falsificación de la fórmula de la coca-cola, la primera terrorífica aparición del monstruo del lago Ness, todos, todos estos sucesos ocurrieron en domingo, ¿cómo no me voy a sentir yo así, tan desvalida cuando llega el final de la semana?
Y si se rompe el microondas, la lavadora, el móvil o el disco duro del ordenador es bastante probable que eso suceda el día de misa.
Creo que me quedo más tranquila ahora que sé de donde me viene mi domingofobia.
No sé si alguien en un día así me dijo que no me quería, tengo muy mala memoria para el desamor pero ahora que lo sabes tú, que conoces mi mayor secreto, déjame abrazarte este domingo y desaparecer contigo en este sombrío túnel dominical para renacer de nuevo el luminoso lunes, con la ilusión de que voy a ser feliz.
domingo, 14 de octubre de 2012
En un estudio de grabación.
Jose De Vega se sentía desconcertado en aquella gran ciudad. Hacía poco que había atracado su barco en el que se había enrolado desde Gran Canaria, y aquel era el séptimo puerto en el que había desembarcado, Nueva Orleans.
Bañada por el rio Misisipi, padre de todos los ríos, la ciudad se le presentaba a José como una gran urbe con gente de todas las razas, un lugar multicultural en el que los letreros de las calles aún estaban en francés, reducto del hecho de haber sido una colonia francesa . Por las aceras te podías tropezar con muchos ciudadanos negros, descendientes de todos aquellos esclavos africanos que un día fueron desembarcados encadenados y tristes, en el puerto del rio Misisipi.
La sensación de soledad que invadía a José era muy fuerte, pero también la curiosidad era mucha y todo aquel "mundo" que se le presentaba ante sus ojos era tan diferente al suyo, que no podía dejar de observarlo todo, de devorar con la mirada las calles llenas de gente variopinta, los edificios con aquellos soportales de hierro del barrio francés, el tráfico de vehículos, grandes coches que en aquellos años 50 circulaban lentamente al lado de las aceras.
Pero tal vez lo que más le llamaba la atención de Nueva Orleans era su sonido. En cualquiera de los bares del pecaminoso barrio francés, podías encontrar a una pandilla de músicos que tocaban como si estuvieran poseídos por algún demonio, una música que tenía un punto de locura. Se trataba de un sonido que había heredado los ecos de los cantos de aquellos hombres africanos, traídos involuntariamente desde África el siglo pasado. También contenía restos de músicas francesas y latinas.
De toda aquella amalgama de notas había surgido el Jazz, vivo y a veces doliente, como el canto de los negros cuando trabajaban en las plantaciones bajo el yugo de los crueles capataces blancos.
Y bajando por la Avenida St. Charles, calle principal de la ciudad, se encontró José aquel lugar tan particular. Miró el letrero. Tenía facilidad para los idiomas y ya se había acostumbrado al inglés. Estudio de grabación, tradujo.
Al principio, cuando se le pasó la idea fugazmente por la cabeza la intentó desechar, pero en aquel momento, estando entre toda aquella gente la soledad era muy intensa, echaba de menos a su familia, a su querida Clara y a sus hijos pequeños y estaban tan lejos...
Atravesó la puerta del estudio y se percató de que con un par de dólares podría llevar a cabo su plan. De pronto se vió dentro de una pequeña habitación del estudio, en la que un hombre se encontraba al otro lado de un cristal, manipulando unos grandes aparatos que no había visto nunca. Delante de él un gran micrófono. Esperó la señal del hombre que estaba al otro lado del panel de cristal y esa señal llegó, el hombre levantó la mano. Ya podía empezar a hablar. Iba a ser grabado.
José respiró profundamente, todos los sentimientos y todos los recuerdos lo innundaron en ese instante. De repente ya no se sentía tan lejos, un hilo invisible en aquellos momentos lo unía a su familia. Lo podrían escuchar, podría hablarles,pensó. Cerró los ojos y una voz entrecortada le salíó de su interior: Clara, estoy en Nueva Orleans, una ciudad muy grande, pero yo me siento muy solo. Clara te echo mucho de menos a ti y a los niños, no te olvides de que te quiero. Ese disco llegó a Gran Canaria varios meses después.
Y en otra ciudad no lejos de allí y en la misma época, Sam Phillips se devanaba los sesos para poder triunfar en la vida. Era de ese tipo de hombres que piensa que el mundo no hay que dejarlo como está, sino que hay que cambiarlo y en ello estaba.
Cuando era joven había tenido que dejar la carrera de Derecho para ayudar a su familia, pero eso no acabó con su determinación de llegar a algo más. Músico frustrado quiso estar alrededor de la música aunque fuera como observador. Comenzó siendo locutor de radio pero una vez acabada esa etapa, decidió abrir un estudio de grabación, el Memphis Recording Service, lo que luego sería el sello discográfico Sun Records.
Phillips quería ser el primero en grabar la música negra, esa música lo conmovía, veía el futuro en ella. Una de las primeras grabaciones que se hicieron en su estudio, vendría de un grupo de prisioneros negros que estaban encarcelados y habían formado un conjunto musical. The prisioners, que así se llamaban, grabaron un disco en la Sun Records siendo Phillips el productor. Fue el primer pequeño éxito del modesto sello discográfico, pero ya la máquina del triunfo se había puesto en funcionamiento.
Sam Phillips sabía lo que quería, tenía claro cual era el sonido que iba a tiunfar y era un sonido nuevo pero a la vez era también un sonido ancestral.
Y de aquel lugar pequeño con aquel hombre visionario, efectivamente salieron muchos sonidos nuevos, entre ellos unas primeras canciones que nadie sabía donde encasillarlas, canciones que bebieron en las fuentes que existían hasta ese momento, el Jazz, el Soul, el Country, la música negra lejana... Tiempo después dijeron que aquello que había surgido era Rock la semilla del Rock.
Dos historias que tienen en común un estudio de grabación, una misma época los años 50.
A José De Vega le pude seguir la pista. Años después, ya de vuelta a su hogar, era un abuelo dulce de cabellos blancos, que contaba historias sorprendentes de lugares lejanos, utilizando en ocasiones sus conocimientos de inglés, como si el usar esa lengua le hiciera estar más cerca de aquellos lugares por donde se sintió tan sólo y maravillado.
De Sam Phillips he leído que además de tener una gran visión de futuro, tuvo mucha suerte. Una tarde de verano atravesó la puerta de su negocio un chaval de diciocho años, con la cara llena de granos y una guitarra colgada a la espalda. Con mucha timidez, mirando al suelo pudo balbucear que quería grabar una canción para regalársela a su madre. Pagó lo mismo que mi abuelo en Nueva Orleans por el disco, un par de dólares pero sus verdaderas intenciones no eran las de hacer una simple grabación. En realidad soñaba con ser un gran artista y cantar para un auditorio lleno de gente.
El chico respondía al extraño nombre de Elvis Presley, pero creo que este muchacho y su historia se merecen un blog propio, ¿no creen?.
Bañada por el rio Misisipi, padre de todos los ríos, la ciudad se le presentaba a José como una gran urbe con gente de todas las razas, un lugar multicultural en el que los letreros de las calles aún estaban en francés, reducto del hecho de haber sido una colonia francesa . Por las aceras te podías tropezar con muchos ciudadanos negros, descendientes de todos aquellos esclavos africanos que un día fueron desembarcados encadenados y tristes, en el puerto del rio Misisipi.
La sensación de soledad que invadía a José era muy fuerte, pero también la curiosidad era mucha y todo aquel "mundo" que se le presentaba ante sus ojos era tan diferente al suyo, que no podía dejar de observarlo todo, de devorar con la mirada las calles llenas de gente variopinta, los edificios con aquellos soportales de hierro del barrio francés, el tráfico de vehículos, grandes coches que en aquellos años 50 circulaban lentamente al lado de las aceras.
Pero tal vez lo que más le llamaba la atención de Nueva Orleans era su sonido. En cualquiera de los bares del pecaminoso barrio francés, podías encontrar a una pandilla de músicos que tocaban como si estuvieran poseídos por algún demonio, una música que tenía un punto de locura. Se trataba de un sonido que había heredado los ecos de los cantos de aquellos hombres africanos, traídos involuntariamente desde África el siglo pasado. También contenía restos de músicas francesas y latinas.
De toda aquella amalgama de notas había surgido el Jazz, vivo y a veces doliente, como el canto de los negros cuando trabajaban en las plantaciones bajo el yugo de los crueles capataces blancos.
Y bajando por la Avenida St. Charles, calle principal de la ciudad, se encontró José aquel lugar tan particular. Miró el letrero. Tenía facilidad para los idiomas y ya se había acostumbrado al inglés. Estudio de grabación, tradujo.
Al principio, cuando se le pasó la idea fugazmente por la cabeza la intentó desechar, pero en aquel momento, estando entre toda aquella gente la soledad era muy intensa, echaba de menos a su familia, a su querida Clara y a sus hijos pequeños y estaban tan lejos...
Atravesó la puerta del estudio y se percató de que con un par de dólares podría llevar a cabo su plan. De pronto se vió dentro de una pequeña habitación del estudio, en la que un hombre se encontraba al otro lado de un cristal, manipulando unos grandes aparatos que no había visto nunca. Delante de él un gran micrófono. Esperó la señal del hombre que estaba al otro lado del panel de cristal y esa señal llegó, el hombre levantó la mano. Ya podía empezar a hablar. Iba a ser grabado.
José respiró profundamente, todos los sentimientos y todos los recuerdos lo innundaron en ese instante. De repente ya no se sentía tan lejos, un hilo invisible en aquellos momentos lo unía a su familia. Lo podrían escuchar, podría hablarles,pensó. Cerró los ojos y una voz entrecortada le salíó de su interior: Clara, estoy en Nueva Orleans, una ciudad muy grande, pero yo me siento muy solo. Clara te echo mucho de menos a ti y a los niños, no te olvides de que te quiero. Ese disco llegó a Gran Canaria varios meses después.
Y en otra ciudad no lejos de allí y en la misma época, Sam Phillips se devanaba los sesos para poder triunfar en la vida. Era de ese tipo de hombres que piensa que el mundo no hay que dejarlo como está, sino que hay que cambiarlo y en ello estaba.
Cuando era joven había tenido que dejar la carrera de Derecho para ayudar a su familia, pero eso no acabó con su determinación de llegar a algo más. Músico frustrado quiso estar alrededor de la música aunque fuera como observador. Comenzó siendo locutor de radio pero una vez acabada esa etapa, decidió abrir un estudio de grabación, el Memphis Recording Service, lo que luego sería el sello discográfico Sun Records.
Phillips quería ser el primero en grabar la música negra, esa música lo conmovía, veía el futuro en ella. Una de las primeras grabaciones que se hicieron en su estudio, vendría de un grupo de prisioneros negros que estaban encarcelados y habían formado un conjunto musical. The prisioners, que así se llamaban, grabaron un disco en la Sun Records siendo Phillips el productor. Fue el primer pequeño éxito del modesto sello discográfico, pero ya la máquina del triunfo se había puesto en funcionamiento.
Sam Phillips sabía lo que quería, tenía claro cual era el sonido que iba a tiunfar y era un sonido nuevo pero a la vez era también un sonido ancestral.
Y de aquel lugar pequeño con aquel hombre visionario, efectivamente salieron muchos sonidos nuevos, entre ellos unas primeras canciones que nadie sabía donde encasillarlas, canciones que bebieron en las fuentes que existían hasta ese momento, el Jazz, el Soul, el Country, la música negra lejana... Tiempo después dijeron que aquello que había surgido era Rock la semilla del Rock.
Dos historias que tienen en común un estudio de grabación, una misma época los años 50.
A José De Vega le pude seguir la pista. Años después, ya de vuelta a su hogar, era un abuelo dulce de cabellos blancos, que contaba historias sorprendentes de lugares lejanos, utilizando en ocasiones sus conocimientos de inglés, como si el usar esa lengua le hiciera estar más cerca de aquellos lugares por donde se sintió tan sólo y maravillado.
De Sam Phillips he leído que además de tener una gran visión de futuro, tuvo mucha suerte. Una tarde de verano atravesó la puerta de su negocio un chaval de diciocho años, con la cara llena de granos y una guitarra colgada a la espalda. Con mucha timidez, mirando al suelo pudo balbucear que quería grabar una canción para regalársela a su madre. Pagó lo mismo que mi abuelo en Nueva Orleans por el disco, un par de dólares pero sus verdaderas intenciones no eran las de hacer una simple grabación. En realidad soñaba con ser un gran artista y cantar para un auditorio lleno de gente.
El chico respondía al extraño nombre de Elvis Presley, pero creo que este muchacho y su historia se merecen un blog propio, ¿no creen?.
sábado, 29 de septiembre de 2012
Microcuento I . Carpe Diem
Quizá si tuvieran una existencia común, vulgar como el resto de los mortales, una existencia de pareja que hace la compra, comparte con los amigos, se despierta junta cada mañana uno al lado del otro sin remedio día tras día teniendo toda una jornada para verse las caras, verse los defectos, las carencias, los temores, las vulnerabilidades y manías, los "puntos negros" de sus historias personales contadas en noches de lluvia bajo las sábanas, puede ser que si eso sucediera ella dejaría de interesarse tanto por él y él dejaría de desearla.
Pero no se tienen el uno al otro, cualquier momento que comparten puede ser el último. Su relación es una historia de patíbulo, de "corredor de la muerte" está abocada a morir, como todas las demás pero quizá la de ellos, ya nació sentenciada. No nació con la ilusión y la esperanza como motor, con la promesa de ser eterna, aunque después en la realidad sólo durara un año. No, la de "ellos" traía corona y recordatorio, presagios lúgubres de un final cercano,traía la luz al final del túnel.
Tal vez por eso es una relación más intensa, única y diferente. Cada gesto de amor vale el doble. No besa solo la boca, besa el cuerpo entero y en cada caricia se pone el corazón.
E intentan vivir esos momentos que están juntos y un réquiem suena en sus oídos, sonidos de campanas que anuncian un adiós. Mientras las campanas avisan, previenen y tañen: carpe diem, ellos se abrazan fuertemente dándose cada noche la "última despedida".
Hay existencias que tienen esa particularidad, la de ser más conscientes que el resto de que hay un fin y no por eso llevan una peor vida, es tal vez una vida menos hipócrita pero sobre todo es una vida más recordable.
Ellos son como esos enfermos terminales que tienen la clave de la vida y nadie más excepto ellos pueden saberla, aunque todos los demás vayan a morir también tarde o temprano.
Pero hasta que lleguen a ese punto final del pasillo allí, donde está la gran luz y la nada, o el todo ¡quién sabe! hasta que recorran ese camino y su amor se convierta en cenizas, ella le susurrará a él al oído: quiero seguir muriendo cada noche contigo.
domingo, 23 de septiembre de 2012
Antonio Gala, biógrafo del amor.
Tú marcas el rumbo de las constelaciones, y diriges hasta los más pequeños ritmos de la tierra. Amor, tú conduces a los perros por los delicados caminos del olfato, y engarzas a las mariposas con larguísimos hilos invisibles...
Cuando pensamos en Antonio Gala lo recordamos sentado elegantemente agarrado a un bastón, declamando sus propios textos ya sean sus poemas, obras de teatro o bien sus artículos o novelas. Tal vez es uno de los pocos escritores que ha cultivado todos los géneros literarios, como los grandes de la literatura.
Es por eso por lo que Gala es tan difícil de clasificar, tan complicado de encasillar para los críticos, que necesitan encontrar obras que tengan estructuras reconocibles, y que traten temas de actualidad. Los supuestos entendidos en materia literaria necesitan a autores que sean "hijos de su tiempo y de su entorno", y no es el caso de este escritor que nació en Ciudad Real, pero que desde pequeño fue acogido por una Andalucía a la que ha amado tanto, que ha sido el más andaluz de todos los que pueblan la tierra Bética.
Pero si podemos observar una constante en la obra de Antonio Gala y es la temática. Nuestro autor trata hasta la saciedad, un tema que conoce como nadie, a la perfección. Lo ha reflexionado, desmenuzado, probablemente lo ha vivido apasionadamente.Y así ha sido capaz de llenar todas sus obras líricas, dramáticas o narrativas, con ese sentimiento llamado amor...
La vida tiende a ti amor, levanta su oleaje atraído por ti, igual que las mareas por la luna... Por ti reinan los reyes, y besan los cautivos sus cadenas. Eres la mano que sostiene al mundo, y eres el mundo y sus ciegos sentidos...
También persevera en toda su obra, bien sea una novela o un artículo periodístico, la lírica. Es ante todo un escritor lírico, que llena sus escritos de poesía, de un lenguaje cadencioso y lleno de figuras retóricas...
¿Desde dónde vendrás? ¿Vendrás de golpe, como en cierta ocasión, igual que el rayo, o de puntillas, quizá ya estás dentro de mí, y saldrás cualquier tarde riendo a carcajadas como un niño?
Gala puede estar poco valorado por los críticos pero es un escritor que cuenta con el apoyo popular del espectador y del lector.
Personaje de gran carisma sus intervenciones televisivas han sido muy numerosas y cualquier persona, aún no siendo el autor santo de su devoción, se ha parado a escuchar a este hombre licenciado en cuatro carreras, y que además posee el don de la oratoria y la teatralidad.
Recuerdo alguna aparición suya hablando con esa rotundidad que le caracteriza, casi siempre del mismo tema, él que ha confesado haber tenido al menos cinco amores importantes en su vida, y "varias lunas de miel", siempre afirmando de esa forma tan segura...
Tal vez la vida es de diversos amores y de una sola pasión. Y porque el amor pueda acabarse ¿no va a ser comenzado?
Cuando llegues amor tendrás que recibirme como soy, no como te imaginas. Tomarás mi libertad y me darás la tuya. Tomarás mi compromiso y me darás el tuyo, empezaremos juntos a nacer. Tal vez tú nunca te fuiste, jugaste al escondite y eres el mismo siempre, que aparece y desaparece, y si no te fuiste no te vayas más.
Pero detrás del personaje está el hombre, que también fue niño. Un niño que creció creyendo que su padre no lo amaba, criado de forma muy estricta, que estudiaba tanto-a la edad de catorce años ingresó en la universidad de Sevilla, y se matriculó en tres carreras más para realizarlas a distancia y simultáneamente- con la intención de complacer a su severo padre, que en el fondo, admiraba profundamente a su hijo tan sensible, poque Gala siempre ha reconocido que ha sido "muy fácil de herir".
Está también el joven que llega a la literatura por destino, no por vocación,
-Un destino no se elige, se cumple, dice el autor.
Pero además del literato hay una persona simpática, que ha sido el terror de las autoescuelas, -un ministro, no sé cual, le regaló el carnet de conducir- que es capaz de soltar una fresca, con su conocido mal humor cuando un periodista le dice:
-Don Antonio habla tan bien del amor, que le dan ganas a uno de enamorarse de lo primero que tenga en frente. Y Don Antonio le contesta: -pues mire usted para otro lado.
No me quiero olvidar del Gala mecenas, que en el año 2002, crea la Fundación Gala que beca cada año a jóvenes creadores.
Antonio Gala ha sido un autor que me ha cautivado siempre sobre todo por su narrativa. Su primera novela, publicada en la madurez El manuscrito carmesí, obtuvo el premio planeta en 1990. Como escritor me apasionan sus textos tan líricos, sean del género que sean. Leerlo es como estar en una barca mecida por las olas y el viento, que son sus palabras llenas de musicalidad, con esas historias que nos transportan al mundo de las pasiones humanas. Nada en su obra te deja impasible, todo te hace recapacitar sobre la vida y sobre el amor.
Como persona me gusta esa pasión con la que habla, probablemente la misma que ha empleado en vivir, de ahí esa maravillosa literatura que ha creado,
- Hay que vivir el sueño y soñar la vida apasionadamente, dice.
Y ahora a sus 82 años espera tranquilo a que llegue el momento de partir, sereno tal vez porque como él mismo ha manifestado, morir de vida es un buen final.
Y probablemente este hombre tiene muchas vidas a sus espaldas.
Ha sido un biógrafo del amor porque nadie como él lo ha conocido, y lo ha contado tan certeramente, ese amor que todo el mundo busca, que todo el mundo espera...
Cuando llegues amor entra sin hacer ruido, usa tu propia llave.
El tiempo en que no te tuve dejará de existir cuando tú llegues.
Tornasoladas nubes coronarán el techo de la alcoba.
¿Dónde están mis heridas? me dire...
PERO ESCÚCHAME BIEN:
AMOR CUANDO LLEGUES,
LLEGA PARA QUEDARTE.
Cuando pensamos en Antonio Gala lo recordamos sentado elegantemente agarrado a un bastón, declamando sus propios textos ya sean sus poemas, obras de teatro o bien sus artículos o novelas. Tal vez es uno de los pocos escritores que ha cultivado todos los géneros literarios, como los grandes de la literatura.
Es por eso por lo que Gala es tan difícil de clasificar, tan complicado de encasillar para los críticos, que necesitan encontrar obras que tengan estructuras reconocibles, y que traten temas de actualidad. Los supuestos entendidos en materia literaria necesitan a autores que sean "hijos de su tiempo y de su entorno", y no es el caso de este escritor que nació en Ciudad Real, pero que desde pequeño fue acogido por una Andalucía a la que ha amado tanto, que ha sido el más andaluz de todos los que pueblan la tierra Bética.
Pero si podemos observar una constante en la obra de Antonio Gala y es la temática. Nuestro autor trata hasta la saciedad, un tema que conoce como nadie, a la perfección. Lo ha reflexionado, desmenuzado, probablemente lo ha vivido apasionadamente.Y así ha sido capaz de llenar todas sus obras líricas, dramáticas o narrativas, con ese sentimiento llamado amor...
La vida tiende a ti amor, levanta su oleaje atraído por ti, igual que las mareas por la luna... Por ti reinan los reyes, y besan los cautivos sus cadenas. Eres la mano que sostiene al mundo, y eres el mundo y sus ciegos sentidos...
También persevera en toda su obra, bien sea una novela o un artículo periodístico, la lírica. Es ante todo un escritor lírico, que llena sus escritos de poesía, de un lenguaje cadencioso y lleno de figuras retóricas...
¿Desde dónde vendrás? ¿Vendrás de golpe, como en cierta ocasión, igual que el rayo, o de puntillas, quizá ya estás dentro de mí, y saldrás cualquier tarde riendo a carcajadas como un niño?
Gala puede estar poco valorado por los críticos pero es un escritor que cuenta con el apoyo popular del espectador y del lector.
Personaje de gran carisma sus intervenciones televisivas han sido muy numerosas y cualquier persona, aún no siendo el autor santo de su devoción, se ha parado a escuchar a este hombre licenciado en cuatro carreras, y que además posee el don de la oratoria y la teatralidad.
Recuerdo alguna aparición suya hablando con esa rotundidad que le caracteriza, casi siempre del mismo tema, él que ha confesado haber tenido al menos cinco amores importantes en su vida, y "varias lunas de miel", siempre afirmando de esa forma tan segura...
Tal vez la vida es de diversos amores y de una sola pasión. Y porque el amor pueda acabarse ¿no va a ser comenzado?
Cuando llegues amor tendrás que recibirme como soy, no como te imaginas. Tomarás mi libertad y me darás la tuya. Tomarás mi compromiso y me darás el tuyo, empezaremos juntos a nacer. Tal vez tú nunca te fuiste, jugaste al escondite y eres el mismo siempre, que aparece y desaparece, y si no te fuiste no te vayas más.
Pero detrás del personaje está el hombre, que también fue niño. Un niño que creció creyendo que su padre no lo amaba, criado de forma muy estricta, que estudiaba tanto-a la edad de catorce años ingresó en la universidad de Sevilla, y se matriculó en tres carreras más para realizarlas a distancia y simultáneamente- con la intención de complacer a su severo padre, que en el fondo, admiraba profundamente a su hijo tan sensible, poque Gala siempre ha reconocido que ha sido "muy fácil de herir".
Está también el joven que llega a la literatura por destino, no por vocación,
-Un destino no se elige, se cumple, dice el autor.
Pero además del literato hay una persona simpática, que ha sido el terror de las autoescuelas, -un ministro, no sé cual, le regaló el carnet de conducir- que es capaz de soltar una fresca, con su conocido mal humor cuando un periodista le dice:
-Don Antonio habla tan bien del amor, que le dan ganas a uno de enamorarse de lo primero que tenga en frente. Y Don Antonio le contesta: -pues mire usted para otro lado.
No me quiero olvidar del Gala mecenas, que en el año 2002, crea la Fundación Gala que beca cada año a jóvenes creadores.
Antonio Gala ha sido un autor que me ha cautivado siempre sobre todo por su narrativa. Su primera novela, publicada en la madurez El manuscrito carmesí, obtuvo el premio planeta en 1990. Como escritor me apasionan sus textos tan líricos, sean del género que sean. Leerlo es como estar en una barca mecida por las olas y el viento, que son sus palabras llenas de musicalidad, con esas historias que nos transportan al mundo de las pasiones humanas. Nada en su obra te deja impasible, todo te hace recapacitar sobre la vida y sobre el amor.
Como persona me gusta esa pasión con la que habla, probablemente la misma que ha empleado en vivir, de ahí esa maravillosa literatura que ha creado,
- Hay que vivir el sueño y soñar la vida apasionadamente, dice.
Y ahora a sus 82 años espera tranquilo a que llegue el momento de partir, sereno tal vez porque como él mismo ha manifestado, morir de vida es un buen final.
Y probablemente este hombre tiene muchas vidas a sus espaldas.
Ha sido un biógrafo del amor porque nadie como él lo ha conocido, y lo ha contado tan certeramente, ese amor que todo el mundo busca, que todo el mundo espera...
Cuando llegues amor entra sin hacer ruido, usa tu propia llave.
El tiempo en que no te tuve dejará de existir cuando tú llegues.
Tornasoladas nubes coronarán el techo de la alcoba.
¿Dónde están mis heridas? me dire...
PERO ESCÚCHAME BIEN:
AMOR CUANDO LLEGUES,
LLEGA PARA QUEDARTE.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Viaje imaginario a Nueva York
Nunca estuve en la gran manzana pero opino lo mismo que ha opinado mi madre toda la vida, que si me "sueltan" en la Quinta Avenida, creo que no me perdería. Y esta especie de GPS neoyorkino que tengo incrustado, se ha nutrido a lo largo de muchos años de las tantas películas que han dejado grabadas en mis ojos, imágenes que para mí han sido imborrables.
En mi viaje imaginario yo estuve Desayunando en Tiffany. Fue una mañana de Otoño preciosa, de cielo despejado uno de esos días que parecen que están limpios. El desayuno consistió en comerme un croasán calentito delante del escaparate del famoso comercio. Me detuve allí enfrente y me puse a mirar todas aquellas alhajas, como si fueran caramelos de cristal y yo en aquellos momentos una niña golosa.
Terminé de comer y me eché a caminar calle abajo acordándome de las palabras de una buena amiga, "podrás comer piedras e incluso beber humo pero te sabrá diferente. Todo te sabe más delicioso en Nueva York". Opté por coger un taxi, uno de esos vehículos amarillos que circulan y llenan las calles de Manhattan.
El taxi driver no tenía lo que se dice "un buen carácter" pero decidí que su actitud no enturbiaría aquel momento en el que yo estaba absorta con el paisaje urbano de edificios gigantes, que casi no dejaban al sol penetrar entre las calles, en donde abundan mareas de gente que intentan llegar, cuando los semáforos lo permiten, a la otra orilla.
Le dije al taxista que parara cuando llegamos al Central Park. Era Otoño en Nueva York. Los árboles tenían ese color marrón y me daban la sensación de pertenecer a un cuadro otoñal, que vi en algún museo. El aire empezaba a ser un poco frío y cerré mi abrigo cruzándome de brazos, mientras me adentraba en el parque. Me sentí de repente extraña por haber pasado tan rápido, del amasijo de hormigón y personas, a aquella visión de dorados y otoñales árboles de ese bosque fantástico, en el que habitaría probablemente algún nomo o ninfa urbanos, claro está, no podría ser de otra manera.
Sentada en uno de los bancos que encontré a lo largo del camino, viendo como paseaban algunos y otros corrían, me acordé de una persona querida, una en concreto. La evoqué a tantos kilómetros de distancia, imaginándome tener con él una cita aquella tarde en lo más alto del Empire State, como Cary Grant y Deborah Kerr en Un Romance para recordar. Sería maravilloso darnos un abrazo en un lugar hecho para acariciar el cielo. Pero El cielo puede esperar y dejé mis ensoñaciones saliendo del parque, con la intención de proseguir mi viaje.
Si sigo deambulando por las calles y llego hasta ese barrio de Manhattan, en el que encontramos esos edificios viejos no muy altos construídos en el siglo XIX, en los que hay unos pocos escalones que dan acceso a la puerta principal de la entrada, tengo la impresión de que en cualquier momento me voy a encontrar a Carrie Bradshaw y sus amigas, que vienen calle abajo riéndose y discutiendo sobre como es el Sexo en Nueva York.
Me senté en uno de esos portales en los que tantas veces vi sentada a la Bradshaw, debatiéndose entre el amor de Mr. Big o su vida sin el amor verdadero,-al final ya lo sabemos, optó por Mr. Big-. Pero al verme allí, en aquellas escaleras emblemáticas de aquella calle de Manhattan, pensé que alguien había dicho que "el primer viaje es el que se hace con un dedo sobre el mapa". Mi viaje creo yo que es anterior, es un viaje de ensueño, de fantasía, también de libertad como ese gran símbolo, esa gran estatua ubicada cerca del mar, que nos recuerda a todos Érase una vez América... la tierra de las oportunidades, donde los sueños se pueden hacer realidad, donde todo es posible. No deja de ser una quimera como este mi viaje, pero es una quimera muy hermosa, como tantas cosas que no son reales.
En mi viaje imaginario yo estuve Desayunando en Tiffany. Fue una mañana de Otoño preciosa, de cielo despejado uno de esos días que parecen que están limpios. El desayuno consistió en comerme un croasán calentito delante del escaparate del famoso comercio. Me detuve allí enfrente y me puse a mirar todas aquellas alhajas, como si fueran caramelos de cristal y yo en aquellos momentos una niña golosa.
Terminé de comer y me eché a caminar calle abajo acordándome de las palabras de una buena amiga, "podrás comer piedras e incluso beber humo pero te sabrá diferente. Todo te sabe más delicioso en Nueva York". Opté por coger un taxi, uno de esos vehículos amarillos que circulan y llenan las calles de Manhattan.
El taxi driver no tenía lo que se dice "un buen carácter" pero decidí que su actitud no enturbiaría aquel momento en el que yo estaba absorta con el paisaje urbano de edificios gigantes, que casi no dejaban al sol penetrar entre las calles, en donde abundan mareas de gente que intentan llegar, cuando los semáforos lo permiten, a la otra orilla.
Le dije al taxista que parara cuando llegamos al Central Park. Era Otoño en Nueva York. Los árboles tenían ese color marrón y me daban la sensación de pertenecer a un cuadro otoñal, que vi en algún museo. El aire empezaba a ser un poco frío y cerré mi abrigo cruzándome de brazos, mientras me adentraba en el parque. Me sentí de repente extraña por haber pasado tan rápido, del amasijo de hormigón y personas, a aquella visión de dorados y otoñales árboles de ese bosque fantástico, en el que habitaría probablemente algún nomo o ninfa urbanos, claro está, no podría ser de otra manera.
Sentada en uno de los bancos que encontré a lo largo del camino, viendo como paseaban algunos y otros corrían, me acordé de una persona querida, una en concreto. La evoqué a tantos kilómetros de distancia, imaginándome tener con él una cita aquella tarde en lo más alto del Empire State, como Cary Grant y Deborah Kerr en Un Romance para recordar. Sería maravilloso darnos un abrazo en un lugar hecho para acariciar el cielo. Pero El cielo puede esperar y dejé mis ensoñaciones saliendo del parque, con la intención de proseguir mi viaje.
Si sigo deambulando por las calles y llego hasta ese barrio de Manhattan, en el que encontramos esos edificios viejos no muy altos construídos en el siglo XIX, en los que hay unos pocos escalones que dan acceso a la puerta principal de la entrada, tengo la impresión de que en cualquier momento me voy a encontrar a Carrie Bradshaw y sus amigas, que vienen calle abajo riéndose y discutiendo sobre como es el Sexo en Nueva York.
Me senté en uno de esos portales en los que tantas veces vi sentada a la Bradshaw, debatiéndose entre el amor de Mr. Big o su vida sin el amor verdadero,-al final ya lo sabemos, optó por Mr. Big-. Pero al verme allí, en aquellas escaleras emblemáticas de aquella calle de Manhattan, pensé que alguien había dicho que "el primer viaje es el que se hace con un dedo sobre el mapa". Mi viaje creo yo que es anterior, es un viaje de ensueño, de fantasía, también de libertad como ese gran símbolo, esa gran estatua ubicada cerca del mar, que nos recuerda a todos Érase una vez América... la tierra de las oportunidades, donde los sueños se pueden hacer realidad, donde todo es posible. No deja de ser una quimera como este mi viaje, pero es una quimera muy hermosa, como tantas cosas que no son reales.
lunes, 10 de septiembre de 2012
Las tres crisis.
Según el Instituto de Massachusetts de estadísticas tres crisis existen en la vida y a continuación paso a describir cada una de ellas.
La primera crisis ocurre cuando tú estás aferrado al estandarte de la soltería con uñas y dientes y todos tus amigos empiezan a buscarse pareja. De repente comienza a entrarte una sensación de que el mundo te está abandonando, de que te estás quedando solo ante el peligro. Sigues encontrando divertido irte de marcha, levantarte tarde y resacado los fines de semana pero a los demás ya no les seduce ese plan.
¿Qué está pasando que a todos les empieza a dar por ir los sábados a Ikea? Mientras tú estás durmiendo ellos se están comprando una mesa que se llama KMSTROSMMÏT, que en sueco debe ser algo así como, "a la tarde puede ser que esté armada".
Pero llega la segunda crisis y resulta que al final ya desististe de tú "manía" de quedarte solo y encontraste a un alma gemela por esos mundos de dios, ¡por fin! alguien con quien poder compartir mil aventuras como no salir y ver un partido de fútbol, comprar en Mercadona o ir a Ikea y después armar la mesa dichosa que tú también has adquirido durante cualquier sábado lluvioso. Pero tus amigos navegan por los mares de la paternidad, para los cuales tú aun no tienes ni el título de marinero.
El momento crítico se te presenta la noche en que te reúnes con todos en una cena y la conversación gira en torno a si elegir para el niño un colegio u otro. Jamás creíste que hubiera tantos tipos de colegios diferentes: público o privado, laico o religioso, enseñanza tradicional o de la "nueva escuela", bilingüe o con el inglés de toda la vida ese que según Morgan decirle Hola a una extranjera es Hello Kitty.
No hay nada que hacer vuelves a estar de nuevo fuera de juego, llegas tarde una vez más y los demás te miran con benevolencia y te dicen: -ya te tocará a ti y verás que difícil es esto de ser padre.
Pero la tercera crisis te está acechando aunque en esta ocasión vas a ser el pionero en algo, ¡enhorabuena! eres el primero de tus amigos que se separa. No te ponías de acuerdo con tu pareja ni en los pasillos de mercadona, ni leyendo las instrucciones para armar la fantástica mesa "multiusos", ni siquiera en la elección del equipo que debía ganar el derby del domingo. Estás incluído entre los millones de personas en el mundo que sufren una simple "incompatibilidad de caracteres".
Pero ya siendo el pionero en algo también vas a ser el primero en plantearte que desde el principio tu tienes tu propio ritmo, tu vida no puede ser igual o paralela a las vidas de tus amigos o colegas es la tuya propia, te deben dar igual los convencionalismos, lo que ya está establecido, lo que es ortodoxo.
Una vez que se deja atrás esa intención de pertenecer al mundo de los "comunes" te das cuenta de que lo importante es hacer las cosas a tu manera, como dice la canción y disfrutar de todo lo que la vida te ofrece siempre y cuando tú seas el que toma las decisiones y nadie las tome por ti.
Se quita uno un peso de encima cuando lo único que desea y a lo único que aspira es a "vivir" que no es poco. Y por cierto ahí va la primera decisión, la próxima mesa me la compro armada.
'
La primera crisis ocurre cuando tú estás aferrado al estandarte de la soltería con uñas y dientes y todos tus amigos empiezan a buscarse pareja. De repente comienza a entrarte una sensación de que el mundo te está abandonando, de que te estás quedando solo ante el peligro. Sigues encontrando divertido irte de marcha, levantarte tarde y resacado los fines de semana pero a los demás ya no les seduce ese plan.
¿Qué está pasando que a todos les empieza a dar por ir los sábados a Ikea? Mientras tú estás durmiendo ellos se están comprando una mesa que se llama KMSTROSMMÏT, que en sueco debe ser algo así como, "a la tarde puede ser que esté armada".
Pero llega la segunda crisis y resulta que al final ya desististe de tú "manía" de quedarte solo y encontraste a un alma gemela por esos mundos de dios, ¡por fin! alguien con quien poder compartir mil aventuras como no salir y ver un partido de fútbol, comprar en Mercadona o ir a Ikea y después armar la mesa dichosa que tú también has adquirido durante cualquier sábado lluvioso. Pero tus amigos navegan por los mares de la paternidad, para los cuales tú aun no tienes ni el título de marinero.
El momento crítico se te presenta la noche en que te reúnes con todos en una cena y la conversación gira en torno a si elegir para el niño un colegio u otro. Jamás creíste que hubiera tantos tipos de colegios diferentes: público o privado, laico o religioso, enseñanza tradicional o de la "nueva escuela", bilingüe o con el inglés de toda la vida ese que según Morgan decirle Hola a una extranjera es Hello Kitty.
No hay nada que hacer vuelves a estar de nuevo fuera de juego, llegas tarde una vez más y los demás te miran con benevolencia y te dicen: -ya te tocará a ti y verás que difícil es esto de ser padre.
Pero la tercera crisis te está acechando aunque en esta ocasión vas a ser el pionero en algo, ¡enhorabuena! eres el primero de tus amigos que se separa. No te ponías de acuerdo con tu pareja ni en los pasillos de mercadona, ni leyendo las instrucciones para armar la fantástica mesa "multiusos", ni siquiera en la elección del equipo que debía ganar el derby del domingo. Estás incluído entre los millones de personas en el mundo que sufren una simple "incompatibilidad de caracteres".
Pero ya siendo el pionero en algo también vas a ser el primero en plantearte que desde el principio tu tienes tu propio ritmo, tu vida no puede ser igual o paralela a las vidas de tus amigos o colegas es la tuya propia, te deben dar igual los convencionalismos, lo que ya está establecido, lo que es ortodoxo.
Una vez que se deja atrás esa intención de pertenecer al mundo de los "comunes" te das cuenta de que lo importante es hacer las cosas a tu manera, como dice la canción y disfrutar de todo lo que la vida te ofrece siempre y cuando tú seas el que toma las decisiones y nadie las tome por ti.
Se quita uno un peso de encima cuando lo único que desea y a lo único que aspira es a "vivir" que no es poco. Y por cierto ahí va la primera decisión, la próxima mesa me la compro armada.
'
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Nuevo curso, nueva aventura.
Siempre utilizamos diferentes metáforas para referirnos al comienzo de un curso. La del barco que zarpa con una tripulación-maestros, profesores-, los pasajeros, que son los alumnos y el puerto al que hay que llegar que sería el final de curso.
kTambién usamos la de la función que comienza en la que hay un público, nuestros alumnos, los actores y la representación de la obra, que es el día a día en las aulas...
Tal vez usamos todos esos símiles porque contemplando todos los elementos que intervienen en un curso -el tiempo en que se desarrolla, las metas que se trazan, las estrategias que tienen que emplear todos los que intervienen en este período (padres, alumnos y profesores)- nos damos cuenta de que tiene bastante de aventura.
Este período escolar va a ser diferente a otros que hemos vivido. Ya se parte con un sueldo mermado para los docentes y sabiendo que muchos puestos necesarios, de profesores de apoyo o especialistas importantes para ofrecer una enseñanza de calidad, no van a ser cubiertos. Pero está claro que funcionaremos con lo que tenemos. Afortunadamente conozco a muchos maestros y profesores perfectamente capacitados, que van a trabajar cada día con mucha alegría y empeño, algo fundamental en esta profesión, que además dan lo mejor de sí mismos y que este año, van a aportar la misma buena disposición que otros años, a pesar de las dificultades y carencias con las que ya se va a comenzar.
No sé si es válida la comparación pero se le llama "llave maestra" a la llave que nos da la posibilidad de abrir todas las puertas. Un maestro tendrá que tener la capacidad de llegar a todas las mentes, y que estas se abran para dejar entrar las experiencias, conocimientos y actitudes positivas que brinda la escuela siendo él mismo el transmisor de todos esos saberes, el guía más bien, ya que cada alumno construirá su propio conocimiento si estamos llevando a cabo una enseñanza constructiva, que haga de nuestros alumnos personas con autonomía y capacidad de defenderse en la vida cotidiana de una manera efectiva.
Es una tarea muy compleja, una profesión en la que jamás podrás decir que lo has aprendido todo. Cada año es un reto y además cada generación de alumnos cambia su mentalidad. No tienen nada que ver los niños de mi generación, que eran más pasivos pero más maduros para las cosas de la vida cotidiana, aunque menos despiertos para todo lo funcional, para la búsqueda de información a la que no teníamos acceso, a los niños de las actuales generaciones, que tienen en sus manos cada dia la posibilidad de relacionarse de una manera tan distinta como son las redes sociales o el acceso a todo tipo de videojuegos, que si no son bélicos, aportan mucha agilidad mental.
Esa quizá es la característica de los niños ahora, esa rapidez con la que quieren todo. Tal vez están acostumbrados a darle al INTRO y voilà, el mundo en una pantalla. Pero eso es esta generación, estas son sus características, en unos años habrá nuevos cambios en los niños y jóvenes y el maestro tendrá que estar de nuevo preparado para enfrentarse a esas otras mentes, que a saber como van a evolucionar.
Sé a ciencia cierta que hay muchos maestros que van a intentar que la crisis afecte lo menos posible a sus alumnos, con los que se comprometerán desde el primer día, para llevarlos hasta "la otra orilla", con la mente más "llena" de saberes prácticos y útiles, que les ayuden a moverse sin dificultad en el mundo en el que les ha tocado vivir.
Tal vez cada docente albergue interiormente la esperanza de ser ese profesor que influya tanto en su alumno, que pueda después ser recordado por este con cariño y agradecimiento.
Albert Camus, premio Nobel de Literatura, dedicó su discurso a su maestro de primaria, el que consiguió que un niño pobre sin ningún tipo de posibilidades siguiera sus estudios. El maestro lo acompañó incluso a examinarse del bachillerato, en un viaje que hicieron ambos en tren pagado claro está por el buen profesor.
Pero aunque no tengamos en nuestra vida algún discurso que dar, en el que podamos mencionar a algún maestro que ha cambiado el curso de nuestras vidas, si es cierto que todos llevamos a algún docente en nuestro corazón, tal vez el que nos incitó a leer poesía o plantó en nosotros la semilla del interés y la curiosidad para cualquiera de los saberes, que después nos llevaron a algún camino por el que andamos ahora.
El lunes empieza "esta nueva aventura" una vez más. A todos los que aman esta profesión y comienzan de nuevo a "llenar las pizarras de sueños", les deseo ¡buen viaje!
kTambién usamos la de la función que comienza en la que hay un público, nuestros alumnos, los actores y la representación de la obra, que es el día a día en las aulas...
Tal vez usamos todos esos símiles porque contemplando todos los elementos que intervienen en un curso -el tiempo en que se desarrolla, las metas que se trazan, las estrategias que tienen que emplear todos los que intervienen en este período (padres, alumnos y profesores)- nos damos cuenta de que tiene bastante de aventura.
Este período escolar va a ser diferente a otros que hemos vivido. Ya se parte con un sueldo mermado para los docentes y sabiendo que muchos puestos necesarios, de profesores de apoyo o especialistas importantes para ofrecer una enseñanza de calidad, no van a ser cubiertos. Pero está claro que funcionaremos con lo que tenemos. Afortunadamente conozco a muchos maestros y profesores perfectamente capacitados, que van a trabajar cada día con mucha alegría y empeño, algo fundamental en esta profesión, que además dan lo mejor de sí mismos y que este año, van a aportar la misma buena disposición que otros años, a pesar de las dificultades y carencias con las que ya se va a comenzar.
No sé si es válida la comparación pero se le llama "llave maestra" a la llave que nos da la posibilidad de abrir todas las puertas. Un maestro tendrá que tener la capacidad de llegar a todas las mentes, y que estas se abran para dejar entrar las experiencias, conocimientos y actitudes positivas que brinda la escuela siendo él mismo el transmisor de todos esos saberes, el guía más bien, ya que cada alumno construirá su propio conocimiento si estamos llevando a cabo una enseñanza constructiva, que haga de nuestros alumnos personas con autonomía y capacidad de defenderse en la vida cotidiana de una manera efectiva.
Es una tarea muy compleja, una profesión en la que jamás podrás decir que lo has aprendido todo. Cada año es un reto y además cada generación de alumnos cambia su mentalidad. No tienen nada que ver los niños de mi generación, que eran más pasivos pero más maduros para las cosas de la vida cotidiana, aunque menos despiertos para todo lo funcional, para la búsqueda de información a la que no teníamos acceso, a los niños de las actuales generaciones, que tienen en sus manos cada dia la posibilidad de relacionarse de una manera tan distinta como son las redes sociales o el acceso a todo tipo de videojuegos, que si no son bélicos, aportan mucha agilidad mental.
Esa quizá es la característica de los niños ahora, esa rapidez con la que quieren todo. Tal vez están acostumbrados a darle al INTRO y voilà, el mundo en una pantalla. Pero eso es esta generación, estas son sus características, en unos años habrá nuevos cambios en los niños y jóvenes y el maestro tendrá que estar de nuevo preparado para enfrentarse a esas otras mentes, que a saber como van a evolucionar.
Sé a ciencia cierta que hay muchos maestros que van a intentar que la crisis afecte lo menos posible a sus alumnos, con los que se comprometerán desde el primer día, para llevarlos hasta "la otra orilla", con la mente más "llena" de saberes prácticos y útiles, que les ayuden a moverse sin dificultad en el mundo en el que les ha tocado vivir.
Tal vez cada docente albergue interiormente la esperanza de ser ese profesor que influya tanto en su alumno, que pueda después ser recordado por este con cariño y agradecimiento.
Albert Camus, premio Nobel de Literatura, dedicó su discurso a su maestro de primaria, el que consiguió que un niño pobre sin ningún tipo de posibilidades siguiera sus estudios. El maestro lo acompañó incluso a examinarse del bachillerato, en un viaje que hicieron ambos en tren pagado claro está por el buen profesor.
Pero aunque no tengamos en nuestra vida algún discurso que dar, en el que podamos mencionar a algún maestro que ha cambiado el curso de nuestras vidas, si es cierto que todos llevamos a algún docente en nuestro corazón, tal vez el que nos incitó a leer poesía o plantó en nosotros la semilla del interés y la curiosidad para cualquiera de los saberes, que después nos llevaron a algún camino por el que andamos ahora.
El lunes empieza "esta nueva aventura" una vez más. A todos los que aman esta profesión y comienzan de nuevo a "llenar las pizarras de sueños", les deseo ¡buen viaje!
miércoles, 29 de agosto de 2012
Frases de Amor
Puede ser que el que vaya a leer esto no sea una persona romántica y piense que el tema es un tostón, o que pertenezca a ese grupo de la liga "no-me-e-na-mo-ro-nun-ca-más".
Lo cierto es que en algún momento, seas del tipo que seas te has planteado algo sobre este cálido, placentero, satisfactorio, árduo, complicado e hiriente asunto, todo en uno. Tal vez estás entre los que han tenido la suerte de haber encontrado el amor verdadero. Más bien se puede decir que te encontró él a ti, sólo lo encuentra el que cree en él y arriesga. O desde pequeño has sido muy práctico y te conformaste con un sucedáneo de la pasión, a ti las cosas de Eros nunca te interesaron mucho. Otra clase son los que lo encontraron y lo perdieron, o se les acabó y entonces se plantéan:
¿Cuántos amores verdaderos se podrán encontrar a lo largo de la vida, será posible tener más de uno?
Creo que la respuesta a esta pregunta dependerá de cada individuo, y que cada uno la podrá responder sólo cuando termine la función.
Pero siempre me llama la atención esa gente que vive "dimitida" de los sentimientos y viven vidas en "simulacro". Pobres seres que quedaron heridos con algunos amores pasados y sentimentalmente hablando, sobreviven sus vidas con la incapacidad de querer. Son los discapacitados del amor, es bastante común encontrarlos en esas funciones en las que actúan como actores profesionales en las que hacen creer, que dan verdaderos "besos de amor".
A veces se aproxima uno a entenderlos porque sabemos que no es fácil, y además hay que ser muy valiente, para dejar que alguien te toque el corazón. Sin darnos cuenta vamos envueltos en capas que son como finas pieles que se nos han ido adhiriendo. Ni cuenta nos damos de que las llevamos pero ahí están, no nos dejan sentir plenamente, han mermado nuestra capacidad de vibrar con las cosas simples pero maravillosas o ¿es que no nos emocionaba esa sensación cuando teníamos quince años, y en la oscuridad de algún lugar sentíamos las manos de aquel primer amor, unidas a las nuestras?
Tan solo eso nos producía un escalofrío y nos hacía creer que estábamos viviendo la vida intensamente y así era, aún las capas no nos habían envuelto, todavía estábamos intactos por tanto, todo tenía más intensidad.
Mi postura ante todo esto es tal vez la del suicida, o sea la de "arriesgar". No me gustan los sucedáneos de nada y menos los simulacros. Tengo mis capas como todo el mundo pero también tengo los ojos abiertos y siempre me han emocionado todos esos poetas que en algún momento fueron capaces de sentir y despúes contarnos, de una forma tan hermosa, ese sentimiento llamado amor.
O ¿quién no se conmueve con todas estas frases de amor?
Francisco de Quevedo. (...) mis restos serán ceniza, más tendrán sentido, polvo serán, más polvo enamorado.
Pablo Neruda. (...) En noches como esta, la tuve entre mis brazos, ¡la besé tantas veces bajo el cielo infinito!
Antonio Gala. (...) Cualquier cosa es más segura que el amor, cualquier cosa es más firme y duradera, todo es más resistente y estable que el amor.
Gabriel García Márquez. (...) Cuando la vió, se le llenaron los huesos de espuma.
Joan Manuel Serrat. Por frías que sean mis noches tristes, no echo al fuego, ni uno solo de los besos que me diste...
Joaquín Sabina. Porque el amor, cuando no muere mata y amores que matan, nunca mueren.
Javier Marías. (...) cuando nos enamoramos, nos conformamos con oirlo, con olerlo, con vislumbrarlo, con presentirlo, con que aún esté en nuestro horizonte y no haya desaparecido del todo, con que aún, no se vea a lo lejos la polvareda de sus pies, que van huyendo.
Anónimo en la autopista. Mary Pili, aun te sigo queriendo.
Y termino con algo que se me ocurrió un día. No me incluyo en la lista de los anteriores, dios me libre de compararme con quien tanto admiro, pero ¿quién no ha jugado alguna vez en su vida a ser un pseudopoeta?
Ahí van las líneas que una mañana, me dictó mi corazón,
Yo era un satélite que giraba
como sabía, haciendo un loco zig-zag
en torno a ti.
Y ahora, que por fin he aprendido
el arte de girar elípticamente
soy una luna
que gira alrededor de tu recuerdo.
Lo cierto es que en algún momento, seas del tipo que seas te has planteado algo sobre este cálido, placentero, satisfactorio, árduo, complicado e hiriente asunto, todo en uno. Tal vez estás entre los que han tenido la suerte de haber encontrado el amor verdadero. Más bien se puede decir que te encontró él a ti, sólo lo encuentra el que cree en él y arriesga. O desde pequeño has sido muy práctico y te conformaste con un sucedáneo de la pasión, a ti las cosas de Eros nunca te interesaron mucho. Otra clase son los que lo encontraron y lo perdieron, o se les acabó y entonces se plantéan:
¿Cuántos amores verdaderos se podrán encontrar a lo largo de la vida, será posible tener más de uno?
Creo que la respuesta a esta pregunta dependerá de cada individuo, y que cada uno la podrá responder sólo cuando termine la función.
Pero siempre me llama la atención esa gente que vive "dimitida" de los sentimientos y viven vidas en "simulacro". Pobres seres que quedaron heridos con algunos amores pasados y sentimentalmente hablando, sobreviven sus vidas con la incapacidad de querer. Son los discapacitados del amor, es bastante común encontrarlos en esas funciones en las que actúan como actores profesionales en las que hacen creer, que dan verdaderos "besos de amor".
A veces se aproxima uno a entenderlos porque sabemos que no es fácil, y además hay que ser muy valiente, para dejar que alguien te toque el corazón. Sin darnos cuenta vamos envueltos en capas que son como finas pieles que se nos han ido adhiriendo. Ni cuenta nos damos de que las llevamos pero ahí están, no nos dejan sentir plenamente, han mermado nuestra capacidad de vibrar con las cosas simples pero maravillosas o ¿es que no nos emocionaba esa sensación cuando teníamos quince años, y en la oscuridad de algún lugar sentíamos las manos de aquel primer amor, unidas a las nuestras?
Tan solo eso nos producía un escalofrío y nos hacía creer que estábamos viviendo la vida intensamente y así era, aún las capas no nos habían envuelto, todavía estábamos intactos por tanto, todo tenía más intensidad.
Mi postura ante todo esto es tal vez la del suicida, o sea la de "arriesgar". No me gustan los sucedáneos de nada y menos los simulacros. Tengo mis capas como todo el mundo pero también tengo los ojos abiertos y siempre me han emocionado todos esos poetas que en algún momento fueron capaces de sentir y despúes contarnos, de una forma tan hermosa, ese sentimiento llamado amor.
O ¿quién no se conmueve con todas estas frases de amor?
Francisco de Quevedo. (...) mis restos serán ceniza, más tendrán sentido, polvo serán, más polvo enamorado.
Pablo Neruda. (...) En noches como esta, la tuve entre mis brazos, ¡la besé tantas veces bajo el cielo infinito!
Antonio Gala. (...) Cualquier cosa es más segura que el amor, cualquier cosa es más firme y duradera, todo es más resistente y estable que el amor.
Gabriel García Márquez. (...) Cuando la vió, se le llenaron los huesos de espuma.
Joan Manuel Serrat. Por frías que sean mis noches tristes, no echo al fuego, ni uno solo de los besos que me diste...
Joaquín Sabina. Porque el amor, cuando no muere mata y amores que matan, nunca mueren.
Javier Marías. (...) cuando nos enamoramos, nos conformamos con oirlo, con olerlo, con vislumbrarlo, con presentirlo, con que aún esté en nuestro horizonte y no haya desaparecido del todo, con que aún, no se vea a lo lejos la polvareda de sus pies, que van huyendo.
Anónimo en la autopista. Mary Pili, aun te sigo queriendo.
Y termino con algo que se me ocurrió un día. No me incluyo en la lista de los anteriores, dios me libre de compararme con quien tanto admiro, pero ¿quién no ha jugado alguna vez en su vida a ser un pseudopoeta?
Ahí van las líneas que una mañana, me dictó mi corazón,
Yo era un satélite que giraba
como sabía, haciendo un loco zig-zag
en torno a ti.
Y ahora, que por fin he aprendido
el arte de girar elípticamente
soy una luna
que gira alrededor de tu recuerdo.
lunes, 27 de agosto de 2012
Como insulta un canario
Leyéndome un artículo muy divertido sobre los insultos en nuestra lengua española, reflexioné sobre como agredimos verbalmente los canarios cuando estamos enfadados. Yo creo que el canario en general, no es muy agresivo dialécticamente. Nos caracterizamos por una forma de hablar pausada y podemos tener muchos defectos a la hora de usar el lenguaje oral, pero la abundancia de tacos en nuestro habla no es uno de ellos. Pero como todo "hijo de vecino" nos sulfuramos y soltamos por nuestra boquita, los improperios que en ese momento de "exaltación" nos dicta nuestro mal humor o desgracia.
Tengo que decir que estos días atrás he tenido a mis amigos buscando "insultos" en el baul de sus recuerdos. Cada uno de ellos ha recordado que "palabreja" o expresión, se usaba y se sigue usando en sus casas para describir despectivamente a alguien e insultar, de manera "soterrada", algo además muy canario, a alguien que cae mal o que no es bien recibido. Lo cierto es que los canarios desde siempre hemos recibido visitas de gente de todo el mundo, tal vez por eso hemos desarrollado esa forma tan "metafórica" de defendernos, usando elementos que no todo el mundo pueda entender. Digo esto porque reuniendo todas las palabras que iban apareciendo, me di cuenta en seguida de que tener el mar tan cerca nos hace hacer uso de los nombres de animales marinos, aunque más bien se usan las características de estos para ofender "un poquito"-nosotros siempre en nuestra línea comedida y socarrona-.
Por ejemplo si alguien abre mucho los ojos cualquiera nos dirá que "tenemos los ojos como un cherne".
La madre de una amiga cuando aparecía una mujer muy grande decía: "parece una salema". Y siguiendo en la misma línea puedo contar que a mi madre siempre le ha encantado comparar a alguien con un antoñito, un pez de ojos saltones. "Es igual que un antoñito", describe sin compasión. Y ya te imaginabas tú a un hombre con los ojos enormes, y totalmente fuera de las órbitas.
Aunque tengo que decir que el primer premio de comparaciones, se lo lleva la fantástica madre de la amiga que mencioné al principio, mujer canariona con un humor increíble, que usó en alguna ocasión no un animal marino, pero si la extraña expresión, "es como una salea meada", para referirse al pobre individuo que aparecía con el pelo afro, y aclaro que salea es el pelo de la oveja.
Siguiendo con las investigaciones de "mis fuentes" un amigo que aportó mucho en este tema que me ocupa, mencíonó la palabra "botarate", que usamos con mucha frecuencia para referirnos al manirroto divertido que todos conocemos, alguno que incluso puede llevar dentro. También una palabra en desuso que me resultó muy graciosa fue "pilingui", que era la señorita de dudosa reputación. Esta palabra era usada no sólo en canarias sino en todo el territorio español.
Pero la palabra más barroca que aportó mi "fuente amiga" fue "sorroballao", cuya traducción debe ser algo así como "lo peor de lo peor". Más que estar en las últimas es estar en el inframundo, y sucio además.
Una palabra que encontré en mi propia casa, que también ha sido motivo de risa para mí y mi "pandilla de investigadores" es la palabra que salió de la boca de mi padre "meleguino". "Ese es un meleguino", dijo.
No le encuentro traducción a este "vocablo" la verdad. Por la entonación que empleó cuando la dijo, debe ser algo negativo. También sabemos que hay una localidad, "tan normal", llamada Las Meleguinas pero tengo la impresión de que no hay ninguna relación entre ese "triste meleguino" que menciona mi padre y el oriundo de la localidad.
No me puedo olvidar del tan usado por nuestro querido Manolo Viera en sus relatos "bobomierda", palabra que compuesta por un adjetivo y un sustantivo, no deja de ser un insulto bastante suave en comparación con otros usados en otras latitudes.
También existen palabras que no siendo insultos es decir, que teniendo un significado que está lejos de servir como una ofensa se lanzan así sin más al objeto de nuestros odios. Es el caso del conductor que ve de pronto a un peatón que cruza inoportunamente y sin pensárselo dos veces, saca la cabeza por la ventanilla y grita: ¿qué haces papafrita?
En fin que somos un poco particulares para ofender a alguien o ¿no? Pero con tanto insulto espero no poner los ojos como un cherne o un antoñito, y que del enfado no se me quede el pelo como una salea meada.
Ojalá que no lleguemos a ser unos botarates, porque esto nos podría llevar a quedarnos sorroballaos, y no es plan.
Por cierto un saludo a los meleguinos y las pilinguis, buena gente esa.
Tengo que decir que estos días atrás he tenido a mis amigos buscando "insultos" en el baul de sus recuerdos. Cada uno de ellos ha recordado que "palabreja" o expresión, se usaba y se sigue usando en sus casas para describir despectivamente a alguien e insultar, de manera "soterrada", algo además muy canario, a alguien que cae mal o que no es bien recibido. Lo cierto es que los canarios desde siempre hemos recibido visitas de gente de todo el mundo, tal vez por eso hemos desarrollado esa forma tan "metafórica" de defendernos, usando elementos que no todo el mundo pueda entender. Digo esto porque reuniendo todas las palabras que iban apareciendo, me di cuenta en seguida de que tener el mar tan cerca nos hace hacer uso de los nombres de animales marinos, aunque más bien se usan las características de estos para ofender "un poquito"-nosotros siempre en nuestra línea comedida y socarrona-.
Por ejemplo si alguien abre mucho los ojos cualquiera nos dirá que "tenemos los ojos como un cherne".
La madre de una amiga cuando aparecía una mujer muy grande decía: "parece una salema". Y siguiendo en la misma línea puedo contar que a mi madre siempre le ha encantado comparar a alguien con un antoñito, un pez de ojos saltones. "Es igual que un antoñito", describe sin compasión. Y ya te imaginabas tú a un hombre con los ojos enormes, y totalmente fuera de las órbitas.
Aunque tengo que decir que el primer premio de comparaciones, se lo lleva la fantástica madre de la amiga que mencioné al principio, mujer canariona con un humor increíble, que usó en alguna ocasión no un animal marino, pero si la extraña expresión, "es como una salea meada", para referirse al pobre individuo que aparecía con el pelo afro, y aclaro que salea es el pelo de la oveja.
Siguiendo con las investigaciones de "mis fuentes" un amigo que aportó mucho en este tema que me ocupa, mencíonó la palabra "botarate", que usamos con mucha frecuencia para referirnos al manirroto divertido que todos conocemos, alguno que incluso puede llevar dentro. También una palabra en desuso que me resultó muy graciosa fue "pilingui", que era la señorita de dudosa reputación. Esta palabra era usada no sólo en canarias sino en todo el territorio español.
Pero la palabra más barroca que aportó mi "fuente amiga" fue "sorroballao", cuya traducción debe ser algo así como "lo peor de lo peor". Más que estar en las últimas es estar en el inframundo, y sucio además.
Una palabra que encontré en mi propia casa, que también ha sido motivo de risa para mí y mi "pandilla de investigadores" es la palabra que salió de la boca de mi padre "meleguino". "Ese es un meleguino", dijo.
No le encuentro traducción a este "vocablo" la verdad. Por la entonación que empleó cuando la dijo, debe ser algo negativo. También sabemos que hay una localidad, "tan normal", llamada Las Meleguinas pero tengo la impresión de que no hay ninguna relación entre ese "triste meleguino" que menciona mi padre y el oriundo de la localidad.
No me puedo olvidar del tan usado por nuestro querido Manolo Viera en sus relatos "bobomierda", palabra que compuesta por un adjetivo y un sustantivo, no deja de ser un insulto bastante suave en comparación con otros usados en otras latitudes.
También existen palabras que no siendo insultos es decir, que teniendo un significado que está lejos de servir como una ofensa se lanzan así sin más al objeto de nuestros odios. Es el caso del conductor que ve de pronto a un peatón que cruza inoportunamente y sin pensárselo dos veces, saca la cabeza por la ventanilla y grita: ¿qué haces papafrita?
En fin que somos un poco particulares para ofender a alguien o ¿no? Pero con tanto insulto espero no poner los ojos como un cherne o un antoñito, y que del enfado no se me quede el pelo como una salea meada.
Ojalá que no lleguemos a ser unos botarates, porque esto nos podría llevar a quedarnos sorroballaos, y no es plan.
Por cierto un saludo a los meleguinos y las pilinguis, buena gente esa.
jueves, 23 de agosto de 2012
Cotilleos sobre Cervantes
Con un nombre como el de Miguel de Cervantes Saavedra no se podía ser mesonero, pastor o conductor de carromatos, era sin duda un nombre de literato. Aunque si nos ponemos a indagar en la vida de este gran escritor como si fuéramos Jorge Javier Vázquez en uno de sus programas "culturales" comprobaremos que D. Miguel de Cervantes fue un ser humano, que pese a representar lo máximo de las letras hispanas, llamado hoy en día "Príncipe de los Ingenios", no deja de tener una vida llena de peripecias, de altibajos y de esfuerzos por sobrevivir a la vez que de deseos de llegar a ser un gran poeta o dramaturgo, su gran sueño.
Bien dice esa frase que "la vida es lo que te sucede mientras estás planeando algo totalmente diferente", la novela moderna estaba naciendo de su mano, el autor más grande, el que más influencia tendría en la literatura universal se estaba forjando, mientras corría por sus venas el germen de la frustración, por no alcanzar con el teatro el éxito que si alcanzó su rival, Lope de Vega.
Cervantes nació ya con problemas económicos, su padre un cirujano-barbero profesional sin título, una especie de prácticante de los de antes, saltaba de provincia en provincia intentando buscarse la vida para mantener a su mujer y a sus hijos. Con semejante panorama tenemos al creador del Quijote alistándose en el ejército en busca de una vida respetable y una remuneración que le permitieran vivir dignamente.
No vamos a decir que era el hombre con más suerte del mundo la profesión de soldado le dejaría dos grandes secuelas: una mano inútil y un cautiverio durante cinco años en los que según sus palabras que dejó impresas en alguna carta, aprendió a tener paciencia.
Tuvo una única hija Isabel con la mujer de un posadero y vivió un matrimonio fugaz con Catalina de Salazar que le duró tan solo dos años. Después de este intento de ser un hombre común se hizo recaudador de impuestos y anduvo por toda Andalucía recogiendo esos dineros, pero también conociendo a todo tipo de gente de cualquier clase social lo que le hará conocer mejor la psicología humana, algo que se verá reflejado posteriormente en sus obras.
Volvió a estar en la cárcel por apropiarse de parte del dinero recaudado y también por un asunto turbio en el que estaban involucradas sus hermanas, llamadas vulgarmente "las cervantas".
Nos cuesta creer que ese hombre al que han pintado en algún cuadro tan serio, vestido de negro, cuello blanco, pluma en mano, del que tenemos la certeza de que tenía una mente maravillosamente privilegiada pudiera tener una vida llena de baches y sobresaltos.
Tal vez su genialidad partía de ahí de sus vivencias. Indudablemente era un hombre que pertenecía al mundo de los vivos, de los que son curiosos y necesitan probar todos los sabores. Miguel de Cervantes, que no era universitario, sacó lo mejor de la experiencia, de la gente que conoció y de los sitios que visitó. De ahí la importancia que siempre se le da a la escuela de la vida, en él es un hecho transformado en palabra, en novela.
Y ahí quedó toda su obra muy extensa. Aunque su novela más conocida la más alabada, traducida y por supuesto leída: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, nos ofrece un héroe endeble que va por los caminos resolviendo problemas imaginarios con un caballo flaco, un ayudante rechoncho con pocas luces, que se va quijotizando poco a poco y que sin saber porqué, siempre encontramos algo en ese loco con lo que nos identificamos en cada lectura.
La respuesta sobre esta similitud que encontramos entre Don Quijote y nosotros me lo dió mi padre una tarde en que le pregunté que qué tal le iba y me contestó: -aquí vamos, luchando contra los molinos.
Me hizo pensar en que todos somos un poco "quijotes" y que cada uno tiene sus propios molinos.
Bien dice esa frase que "la vida es lo que te sucede mientras estás planeando algo totalmente diferente", la novela moderna estaba naciendo de su mano, el autor más grande, el que más influencia tendría en la literatura universal se estaba forjando, mientras corría por sus venas el germen de la frustración, por no alcanzar con el teatro el éxito que si alcanzó su rival, Lope de Vega.
Cervantes nació ya con problemas económicos, su padre un cirujano-barbero profesional sin título, una especie de prácticante de los de antes, saltaba de provincia en provincia intentando buscarse la vida para mantener a su mujer y a sus hijos. Con semejante panorama tenemos al creador del Quijote alistándose en el ejército en busca de una vida respetable y una remuneración que le permitieran vivir dignamente.
No vamos a decir que era el hombre con más suerte del mundo la profesión de soldado le dejaría dos grandes secuelas: una mano inútil y un cautiverio durante cinco años en los que según sus palabras que dejó impresas en alguna carta, aprendió a tener paciencia.
Tuvo una única hija Isabel con la mujer de un posadero y vivió un matrimonio fugaz con Catalina de Salazar que le duró tan solo dos años. Después de este intento de ser un hombre común se hizo recaudador de impuestos y anduvo por toda Andalucía recogiendo esos dineros, pero también conociendo a todo tipo de gente de cualquier clase social lo que le hará conocer mejor la psicología humana, algo que se verá reflejado posteriormente en sus obras.
Volvió a estar en la cárcel por apropiarse de parte del dinero recaudado y también por un asunto turbio en el que estaban involucradas sus hermanas, llamadas vulgarmente "las cervantas".
Nos cuesta creer que ese hombre al que han pintado en algún cuadro tan serio, vestido de negro, cuello blanco, pluma en mano, del que tenemos la certeza de que tenía una mente maravillosamente privilegiada pudiera tener una vida llena de baches y sobresaltos.
Tal vez su genialidad partía de ahí de sus vivencias. Indudablemente era un hombre que pertenecía al mundo de los vivos, de los que son curiosos y necesitan probar todos los sabores. Miguel de Cervantes, que no era universitario, sacó lo mejor de la experiencia, de la gente que conoció y de los sitios que visitó. De ahí la importancia que siempre se le da a la escuela de la vida, en él es un hecho transformado en palabra, en novela.
Y ahí quedó toda su obra muy extensa. Aunque su novela más conocida la más alabada, traducida y por supuesto leída: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, nos ofrece un héroe endeble que va por los caminos resolviendo problemas imaginarios con un caballo flaco, un ayudante rechoncho con pocas luces, que se va quijotizando poco a poco y que sin saber porqué, siempre encontramos algo en ese loco con lo que nos identificamos en cada lectura.
La respuesta sobre esta similitud que encontramos entre Don Quijote y nosotros me lo dió mi padre una tarde en que le pregunté que qué tal le iba y me contestó: -aquí vamos, luchando contra los molinos.
Me hizo pensar en que todos somos un poco "quijotes" y que cada uno tiene sus propios molinos.
viernes, 17 de agosto de 2012
AGOSTO
Agosto es un mes para ser feliz, no puede caber otra posibilidad.
Te das cuenta enseguida cuando notas la luminosidad de las mañanas o cuando alguna noche, te encuentras una luna plena y te envuelve ese calor, que hace que tengas ganas de salir a pasear y no irte nunca a dormir.
Agosto es ideal para no tener penas, para que no haya crisis, para comer helados, sortear las olas, dejarnos acariciar por el sol, compartir almuerzo con un amigo, pasear sin prisas, mirar las estrellas, para tener amores fugaces y buenos presagios.
El resto del año soñaremos con las noches cortas y cálidas de agosto y sus lunas, que parecen pintadas con tiza sobre cartulinas negras.
El tiempo del octavo mes transcurre lento, parece que todo se ha detenido, todo está quieto e impasible, aunque sin notarlo vamos caminando lentamente hacia septiembre, que vendrá con brío lleno de otoño, de cursos que empiezan, noches que crecen y días que menguan.
Pero sin duda lo mejor de estos 30 días es el mar, esa masa inquieta de agua que de repente se vuelve cálida para acogernos y ofrecernos sensaciones que nos van a durar todo el año, incluso perdurarán durante el triste invierno, y cualquier frío día en el que el viento nos azote la cara, recordaremos esa tarde en la que sorteando las olas nos sumergimos en un agua fresca que nos hizo instantáneamente reconciliarnos con la vida, si es que teníamos algún conflicto con ella.
Últimamente he vuelto a coquetear con el mar, fiel amante siempre dispuesto. Será que del agua vino el primer atisbo de vida, o que también tengo el loco pensamiento que soy como el símbolo de mi horóscopo, un pez al que le encantaría nadar libremente mar adentro, sin fronteras de cristal como tienen otros peces, que nadan en peceras donde todo es limitado y predecible.
Y sólo estando en mar abierto vuelvo a sentir que Agosto no ofrece otra posibilidad que no sea la de sonreirle a la vida, a pesar de que exista una ausencia o un desconsuelo.
Te das cuenta enseguida cuando notas la luminosidad de las mañanas o cuando alguna noche, te encuentras una luna plena y te envuelve ese calor, que hace que tengas ganas de salir a pasear y no irte nunca a dormir.
Agosto es ideal para no tener penas, para que no haya crisis, para comer helados, sortear las olas, dejarnos acariciar por el sol, compartir almuerzo con un amigo, pasear sin prisas, mirar las estrellas, para tener amores fugaces y buenos presagios.
El resto del año soñaremos con las noches cortas y cálidas de agosto y sus lunas, que parecen pintadas con tiza sobre cartulinas negras.
El tiempo del octavo mes transcurre lento, parece que todo se ha detenido, todo está quieto e impasible, aunque sin notarlo vamos caminando lentamente hacia septiembre, que vendrá con brío lleno de otoño, de cursos que empiezan, noches que crecen y días que menguan.
Pero sin duda lo mejor de estos 30 días es el mar, esa masa inquieta de agua que de repente se vuelve cálida para acogernos y ofrecernos sensaciones que nos van a durar todo el año, incluso perdurarán durante el triste invierno, y cualquier frío día en el que el viento nos azote la cara, recordaremos esa tarde en la que sorteando las olas nos sumergimos en un agua fresca que nos hizo instantáneamente reconciliarnos con la vida, si es que teníamos algún conflicto con ella.
Últimamente he vuelto a coquetear con el mar, fiel amante siempre dispuesto. Será que del agua vino el primer atisbo de vida, o que también tengo el loco pensamiento que soy como el símbolo de mi horóscopo, un pez al que le encantaría nadar libremente mar adentro, sin fronteras de cristal como tienen otros peces, que nadan en peceras donde todo es limitado y predecible.
Y sólo estando en mar abierto vuelvo a sentir que Agosto no ofrece otra posibilidad que no sea la de sonreirle a la vida, a pesar de que exista una ausencia o un desconsuelo.
viernes, 10 de agosto de 2012
¡A Dios pongo por testigo!
Si digo que siempre me gustó mucho la escritora Margaret Mitchell y su única obra, probablemente nadie sepa de que escritora y obra estoy hablando. Pero si digo que Margaret Mitchell fue una autora americana, nacida en Atlanta y que su novela publicada en 1936 fue un best seller de la época y ganadora del famoso premio Pulitzer de literatura, que todo el mundo conoce más por la modalidad de fotografía, y que el nombre de este libro tan leído es Lo que el viento se llevó, (Gone with the wind), pues ya la información es más clara.
M.Mitchell escribió un solo libro en su corta vida -murió muy joven atropellada por un coche- pero conoció la fama porque esa novela tuvo desde el principio una conexión con los lectores. Es curioso que la propia autora no se considerara una buena escritora, pero lo cierto es que su obra tuvo ese conjunto de ingredientes que hacen que un libro llegue a mucha gente, al margen de la calidad literaria que pueda o no tener.
Evidentemente es un gran relato, un drama en el que se narra una parte importantísima de la historia norteamericana, su famosa guerra civil entre el norte y el sur. Nos cuenta además un gran romance y también nos presenta a multitud de personajes que en una época complicada, sobreviven como pueden.
En 1939 se adaptó esta novela al cine y eso consiguió que este drama, se difundiera aún más, en esta ocasión por todo el mundo. Es una película excepcional en la historia del cine por múltiples razones. Fue el film en el que más dinero se había invertido hasta aquel entonces y su rodaje fue tan conflictivo que el resultado de esos problemas, hizo que tres directores -entre ellos George Cukor y Víctor Fleming- participaran en su realización. También fue complicado encontrar a la actriz protagonista, e incluso la película se comenzó a grabar mientras se hacían castings a todas las actrices de la época. Finalmente apareció la actriz inglesa Vivien Leight, que encarnó como nadie a la señorita sureña dueña de Tara.
Tanto esfuerzo y tantas peripecias se vieron recompensados con los resultados. Esta película que dura cuatro horas, fue durante 20 años la película más premiada en la historia de la gran pantalla. Además 40 años después cuando se volvió a proyectar de nuevo en todos los cines del mundo, volvió a batir records de taquilla.
Fue por esa época en los años 80, cuando yo con trece años, fui al cine inducida por mi madre que adora el cine clásico y sobre todo esa película en concreto. Un año más tarde pude leer la novela, que también circulaba por mi casa, comprobando que de manera extraña la película se ciñó fielmente al libro alejándose muy poco de la historia.
Con el tiempo todos los que hemos visto el largometraje nos hemos quedado con el recuerdo del personaje principal, Escarlata OHara. ¿Quién no quiere tener la tenacidad, la valentía, esa capacidad de resurgir de las cenizas de esa mujer, que sacó un maravilloso vestido de unas cortinas de terciopelo para salir a la calle a buscar recursos y emprender una nueva vida después de una cruel guerra?
En los oídos nos retumban sus palabras: ¡a Dios pongo por testigo!
Lo cierto es que estas palabras las usamos mucho en la vida cotidiana todos, o ¿quién no ha dicho después de una monumental borrachera?:
-¡A Dios pongo por testigo, que no me vuelvo a tomar nunca más, tres copas!.- Esto se suele decir el día de la resaca. O peor aun:
- ¡A Dios pongo por testigo que no me vuelvo a tomar seis copas -la cuenta de antes estaba mal sacada- y además ya nunca más me dedico a mandar mensajes con el móvil, en esas condiciones! -Esto suele ser dos días después de la resaca, cuando aparece nuestro "yo" sereno que estuvo un par de días ausente.
Hay otros ¡A Dios pongo por testigo! más serios como ese de:
-no vuelvo a convivir con nadie.-Cuando te acabas de separar o el otro de:
-no me vuelven a suspender el carnet de conducir. -Que clama el pobre al que lo han suspendido por quinta vez.
Pero en mi casa lo que ha quedado de esa fascinación de mi madre por esta película, es algo que me hace mucha gracia, y es su manera burlesca de llamarme cuando me ve aparecer y si está hablando por teléfono, interrumpe la conversación para decirle a la amiga de turno que está al otro lado del auricular:
-acaba de llegar la señorita Escarlata, y es que hay historias que dejan huella.
M.Mitchell escribió un solo libro en su corta vida -murió muy joven atropellada por un coche- pero conoció la fama porque esa novela tuvo desde el principio una conexión con los lectores. Es curioso que la propia autora no se considerara una buena escritora, pero lo cierto es que su obra tuvo ese conjunto de ingredientes que hacen que un libro llegue a mucha gente, al margen de la calidad literaria que pueda o no tener.
Evidentemente es un gran relato, un drama en el que se narra una parte importantísima de la historia norteamericana, su famosa guerra civil entre el norte y el sur. Nos cuenta además un gran romance y también nos presenta a multitud de personajes que en una época complicada, sobreviven como pueden.
En 1939 se adaptó esta novela al cine y eso consiguió que este drama, se difundiera aún más, en esta ocasión por todo el mundo. Es una película excepcional en la historia del cine por múltiples razones. Fue el film en el que más dinero se había invertido hasta aquel entonces y su rodaje fue tan conflictivo que el resultado de esos problemas, hizo que tres directores -entre ellos George Cukor y Víctor Fleming- participaran en su realización. También fue complicado encontrar a la actriz protagonista, e incluso la película se comenzó a grabar mientras se hacían castings a todas las actrices de la época. Finalmente apareció la actriz inglesa Vivien Leight, que encarnó como nadie a la señorita sureña dueña de Tara.
Tanto esfuerzo y tantas peripecias se vieron recompensados con los resultados. Esta película que dura cuatro horas, fue durante 20 años la película más premiada en la historia de la gran pantalla. Además 40 años después cuando se volvió a proyectar de nuevo en todos los cines del mundo, volvió a batir records de taquilla.
Fue por esa época en los años 80, cuando yo con trece años, fui al cine inducida por mi madre que adora el cine clásico y sobre todo esa película en concreto. Un año más tarde pude leer la novela, que también circulaba por mi casa, comprobando que de manera extraña la película se ciñó fielmente al libro alejándose muy poco de la historia.
Con el tiempo todos los que hemos visto el largometraje nos hemos quedado con el recuerdo del personaje principal, Escarlata OHara. ¿Quién no quiere tener la tenacidad, la valentía, esa capacidad de resurgir de las cenizas de esa mujer, que sacó un maravilloso vestido de unas cortinas de terciopelo para salir a la calle a buscar recursos y emprender una nueva vida después de una cruel guerra?
En los oídos nos retumban sus palabras: ¡a Dios pongo por testigo!
Lo cierto es que estas palabras las usamos mucho en la vida cotidiana todos, o ¿quién no ha dicho después de una monumental borrachera?:
-¡A Dios pongo por testigo, que no me vuelvo a tomar nunca más, tres copas!.- Esto se suele decir el día de la resaca. O peor aun:
- ¡A Dios pongo por testigo que no me vuelvo a tomar seis copas -la cuenta de antes estaba mal sacada- y además ya nunca más me dedico a mandar mensajes con el móvil, en esas condiciones! -Esto suele ser dos días después de la resaca, cuando aparece nuestro "yo" sereno que estuvo un par de días ausente.
Hay otros ¡A Dios pongo por testigo! más serios como ese de:
-no vuelvo a convivir con nadie.-Cuando te acabas de separar o el otro de:
-no me vuelven a suspender el carnet de conducir. -Que clama el pobre al que lo han suspendido por quinta vez.
Pero en mi casa lo que ha quedado de esa fascinación de mi madre por esta película, es algo que me hace mucha gracia, y es su manera burlesca de llamarme cuando me ve aparecer y si está hablando por teléfono, interrumpe la conversación para decirle a la amiga de turno que está al otro lado del auricular:
-acaba de llegar la señorita Escarlata, y es que hay historias que dejan huella.
viernes, 3 de agosto de 2012
¿Y qué es un Blog?
No nos damos cuenta de que vivimos tan rápido que incorporamos las nuevas tecnologías a nuestra vida sin ningún tipo de planteamiento. Llegó Internet y nos cambió nuestra visión del mundo porque metió todo un universo dentro de nuestra casa tanto, que los televisores aunque tuvieran 30 pulgadas se quedaron enanos frente a la magnitud de información a la que de repente tuvimos acceso.
Dentro de ese universo se encuentran los Blogs, publicaciones digitales. Un forma concreta y diferente de comunicarnos, de encontrar información o transmitirla. También una manera muy libre y sencilla de poner nuestro pensamiento a circular por la red en forma de palabra escrita. Si además esta información va acompañada de ímágenes, música o proyecciones, nuestros sentidos estarán mucho más estimulados y nuestros conocimientos se ampliarán con más facilidad.
Aunque hay que decir que hay Blogs de todo tipo, para todos los gustos desde "el Blog de Manolo", hasta "el Blog de la Parroquia" pasando por los de bricolage, maquillaje y demás.
Si hacemos un repaso por la historia reciente de este tipo de comunicación entre el Blogger o Bloguero, persona que escribe el Blog y la persona que recibe la información vemos que fue en 1997 la primera vez que se utilizó el término Blog, que fue una palabra que surgió de la unión del vocablo WEB más LOG (diario en inglés), WEBLOG derivó posteriormente en BLOG.
A partir de ahí hasta hoy en día han surgido millones de Blogs en la red, siendo Estados Unidos el país líder en este tipo de publicaciones digitales.
El Blog se caracteriza principalmente por algo muy curioso y es que los consumidores de estas publicaciones digitales, tienen una capacidad de atención muy corta, de muy poca duración, como la de un niño de 5 años. Sí, los usuarios de estas publicaciones tanto por el tipo de soporte en que se encuentran, el monitor del ordenador, la pantalla del móvil y ahora en las tabletas, así como por la cantidad de estímulos que recibimos a la vez que estamos leyendo el Blog -mensajes electrónicos, facebook, etc.- le prestarán una atención muy limitada a estos escritos o a esta información.
Alguien en estos días me ha dicho que ha mirado por encima mi Blog y yo me he preguntado, que cómo se puede mirar por encima un texto ¿te lees la primera y la última línea? o sea, lo mismo que hacías cuando no te estudiabas un examen algo en lo que yo, y está mal que lo diga, era una experta.
El vicio de contar surge de las ganas de disfrutar compartiendo palabras que enredadas unas con otras puedan provocar cualquier tipo de reacción positiva. Y aunque sé que es muy complicado mantener la atención de los que abren la ventana de este vicio, e incluso mantener en el tiempo a "esa estupenda pandilla de amigos "viciosos", para mí es un estímulo tremendo, un reto, buscar un tema que me seduzca y me ayude a viciar a alguien nuevo o a los de siempre, aunque sea tan solo tres días más.
Así que distanciémonos del Blog de la Parroquia, con todos mis respetos para la Parroquia y busquemos más vicios que tengamos en común y aquí entre nosotros, vamos a contarlos.
Dentro de ese universo se encuentran los Blogs, publicaciones digitales. Un forma concreta y diferente de comunicarnos, de encontrar información o transmitirla. También una manera muy libre y sencilla de poner nuestro pensamiento a circular por la red en forma de palabra escrita. Si además esta información va acompañada de ímágenes, música o proyecciones, nuestros sentidos estarán mucho más estimulados y nuestros conocimientos se ampliarán con más facilidad.
Aunque hay que decir que hay Blogs de todo tipo, para todos los gustos desde "el Blog de Manolo", hasta "el Blog de la Parroquia" pasando por los de bricolage, maquillaje y demás.
Si hacemos un repaso por la historia reciente de este tipo de comunicación entre el Blogger o Bloguero, persona que escribe el Blog y la persona que recibe la información vemos que fue en 1997 la primera vez que se utilizó el término Blog, que fue una palabra que surgió de la unión del vocablo WEB más LOG (diario en inglés), WEBLOG derivó posteriormente en BLOG.
A partir de ahí hasta hoy en día han surgido millones de Blogs en la red, siendo Estados Unidos el país líder en este tipo de publicaciones digitales.
El Blog se caracteriza principalmente por algo muy curioso y es que los consumidores de estas publicaciones digitales, tienen una capacidad de atención muy corta, de muy poca duración, como la de un niño de 5 años. Sí, los usuarios de estas publicaciones tanto por el tipo de soporte en que se encuentran, el monitor del ordenador, la pantalla del móvil y ahora en las tabletas, así como por la cantidad de estímulos que recibimos a la vez que estamos leyendo el Blog -mensajes electrónicos, facebook, etc.- le prestarán una atención muy limitada a estos escritos o a esta información.
Alguien en estos días me ha dicho que ha mirado por encima mi Blog y yo me he preguntado, que cómo se puede mirar por encima un texto ¿te lees la primera y la última línea? o sea, lo mismo que hacías cuando no te estudiabas un examen algo en lo que yo, y está mal que lo diga, era una experta.
El vicio de contar surge de las ganas de disfrutar compartiendo palabras que enredadas unas con otras puedan provocar cualquier tipo de reacción positiva. Y aunque sé que es muy complicado mantener la atención de los que abren la ventana de este vicio, e incluso mantener en el tiempo a "esa estupenda pandilla de amigos "viciosos", para mí es un estímulo tremendo, un reto, buscar un tema que me seduzca y me ayude a viciar a alguien nuevo o a los de siempre, aunque sea tan solo tres días más.
Así que distanciémonos del Blog de la Parroquia, con todos mis respetos para la Parroquia y busquemos más vicios que tengamos en común y aquí entre nosotros, vamos a contarlos.
sábado, 28 de julio de 2012
Lengua y Pensamiento
Javier Marías es un autor maravilloso y uno de mis favoritos. Es un escritor madrileño muy notable, que ha ganado multitud de premios literarios entre ellos el premio Estatal de Literatura europea 2011, premio que dicho sea de paso, sólo tenía un escritor español antes que Marías y que demuestra que es muy reconocido fuera de las fronteras españolas.
Como nadie es profeta en su tierra aún la crítica española dice de él que es "una joven promesa", pero lo cierto es que ni es joven, ni tampoco una promesa. Es un hombre que se encuentra en una estupenda madurez y un escritor consagrado, con una prosa inteligente, culta y que además cuenta historias que nos embaucan y que describen la psicología humana de una forma muy profunda.
En el libro que me estoy leyendo Una lección pasada de moda, recopilación de artículos suyos publicados en la prensa, hallé uno que me pareció especialmente interesante, habla sobre la lengua y el pensamiento. El autor se plantea en dicho artículo:
(...)es raro e incomprensible que haya diferentes idiomas para decir esencialmente lo mismo y nombrar los mismos objetos y los mismos sentimientos y pensamientos.
¿Por qué todos hablamos en una lengua u otra, cuando lo lógico y lo fácil sería que simplemente habláramos a secas, igual que tan solo pensamos?
Pues sí que sería mucho más fácil. Ya nos resulta bastante complicado traducir el pensamiento a la lengua como encima además como dice el autor, cada uno utilizar bien o mal su lengua materna, nosotros los canarios nuestro dulce dialecto canario, de eses aspiradas y no silvantessssh.
El otro día sentada con una amiga en un banco frente a la peña de la Vieja, con una luna maravillosa que proyectaba su luz sobre la espectacular barra y hablando del tema que contiene este artículo, nos dimos cuenta de que el vocablo pensamiento contiene la palabra miento. Y juro que el helado que nos estábamos comiendo, no contenía ninguna sustancia alucinógena.
Será por eso por lo que cuando pasa alguien que conocemos y decimos con la boca pequeña:
-es un buen chico. Es probable que nuestra lengua, esté traduciendo falsamente a nuestro pensamiento:
-me cae fatal.
Pero donde vemos claramente lo difícil que es hacer estas traducciónes de la mente a la palabra, es en estos dos ejemplos. Uno es cuando nos enamoramos de alguien.
Cuando nuestro pensamiento capta que nos están temblando las rodillas, que el corazón nos late fuertemente y que casi nos falta la repiración, nuestra traducción de todo este terremoto interior, pasa a ser un pobre:
-me gustas y mucho. Quedándonos tan contentos con semejante declaración inexacta.
El otro ejemplo es el caso contrario, cuando habiendo descubierto que nuestro amor ya dejó de ser un amor y no sabemos en que parte del camino dejamos la pasión y toda aquella agridulce inquietud del principio. Que queremos proseguir el camino solos... convertimos toda esa decepción en la escueta canción de un bolero que dice: ya no te quiero, ¡ya no te quiero!, perdóname y ¡adiós!
Como nadie es profeta en su tierra aún la crítica española dice de él que es "una joven promesa", pero lo cierto es que ni es joven, ni tampoco una promesa. Es un hombre que se encuentra en una estupenda madurez y un escritor consagrado, con una prosa inteligente, culta y que además cuenta historias que nos embaucan y que describen la psicología humana de una forma muy profunda.
En el libro que me estoy leyendo Una lección pasada de moda, recopilación de artículos suyos publicados en la prensa, hallé uno que me pareció especialmente interesante, habla sobre la lengua y el pensamiento. El autor se plantea en dicho artículo:
(...)es raro e incomprensible que haya diferentes idiomas para decir esencialmente lo mismo y nombrar los mismos objetos y los mismos sentimientos y pensamientos.
¿Por qué todos hablamos en una lengua u otra, cuando lo lógico y lo fácil sería que simplemente habláramos a secas, igual que tan solo pensamos?
Pues sí que sería mucho más fácil. Ya nos resulta bastante complicado traducir el pensamiento a la lengua como encima además como dice el autor, cada uno utilizar bien o mal su lengua materna, nosotros los canarios nuestro dulce dialecto canario, de eses aspiradas y no silvantessssh.
El otro día sentada con una amiga en un banco frente a la peña de la Vieja, con una luna maravillosa que proyectaba su luz sobre la espectacular barra y hablando del tema que contiene este artículo, nos dimos cuenta de que el vocablo pensamiento contiene la palabra miento. Y juro que el helado que nos estábamos comiendo, no contenía ninguna sustancia alucinógena.
Será por eso por lo que cuando pasa alguien que conocemos y decimos con la boca pequeña:
-es un buen chico. Es probable que nuestra lengua, esté traduciendo falsamente a nuestro pensamiento:
-me cae fatal.
Pero donde vemos claramente lo difícil que es hacer estas traducciónes de la mente a la palabra, es en estos dos ejemplos. Uno es cuando nos enamoramos de alguien.
Cuando nuestro pensamiento capta que nos están temblando las rodillas, que el corazón nos late fuertemente y que casi nos falta la repiración, nuestra traducción de todo este terremoto interior, pasa a ser un pobre:
-me gustas y mucho. Quedándonos tan contentos con semejante declaración inexacta.
El otro ejemplo es el caso contrario, cuando habiendo descubierto que nuestro amor ya dejó de ser un amor y no sabemos en que parte del camino dejamos la pasión y toda aquella agridulce inquietud del principio. Que queremos proseguir el camino solos... convertimos toda esa decepción en la escueta canción de un bolero que dice: ya no te quiero, ¡ya no te quiero!, perdóname y ¡adiós!
domingo, 22 de julio de 2012
¡ Whisky!
Uno de los indicativos de que la vida ha cambiado mucho en poco tiempo aparece cuando nos vamos a sacar una foto. El mundo de la fotografía no tiene nada que ver con el que era hace 12 años y aparecieron las cámaras digitales. Cambiaron las máquinas y consecuentemente cambió nuestra manera de "inmortalizar el momento". Yo diría más bien que ahora en vez de inmortalizar el momento se inmortaliza el "segundo" y cualquier cosa además.
Pensé en esto hace poco cuando estaba en una terraza y entró un grupo de personas que venían celebrando un cumpleaños. Se sentaron en unas mesas y durante más de media hora estuvieron disparando con sus cámaras, que eran además de todo tipo, a cualquier persona u objeto que se moviera o estuviera cercano a la reunión. Yo quería desentenderme del grupo pero no me dejaban los flashes, que parecían pequeños fuegos artificiales silenciosos y que llegaron a lo máximo de su explendor cuando apareció la comida porque en ese momento todo el mundo se dispuso a fotografiar cada plato, como si de ellos dependiera la difusión del arte culinario del cocinero del restaurante.
No pude evitar acordarme de la época en la que comprábamos un rollo de 24 fotos. Un cilindro negro con tapita que guardabas como "oro en paño", enredabas cuidadosamente en tu cámara y luego escogías los momentos más importantes de cualquier situación, para disparar y tenerlos así para el recuerdo.
A veces venía un rollo de esos que ponía 24 más 1 y te parecía increíble tener una foto más que de ninguna de las maneras, se te ocurría gastar en una paella o una chuleta. El revelado de esas fotos nos parecía caro además y todas esas circunstancias, nos hacían ver la fotografía como algo especial y en lo que invertíamos mucho cuidado.
También tenía su parte mala todo hay que decirlo. Si el fantástico rollito lo enganchabas mal cuando ibas a la tienda a revelar las fotos, y el dependiente te daba la "mala noticia",
te quedabas como si te hubiesen robado los preciados momentos que quisiste guardar para siempre en forma de foto. Todavía no me he recuperado de algo así. Me ocurrió hace muchos años cuando subida en una góndola, el simpático gondolero me invitó a sacarme una fotografía desde donde se remaba. No creo que pueda volver a repetir la hazaña si dentro de unos años, le pido a un gondolero que me deje subir a remar porque probablemente me conteste el de la blusa de rayas y gorro chato: señora, aquí no se puede subir nadie. Y es que con 20 años se puede subir uno a cualquier sitio.
Un amigo que se dio cuenta de todo esto también me contaba que él veía la gran diferencia en la manera que tenían de posar los chicos de ahora con los de antes. Antes se juntaban varios amigos, se ponían los brazos por encima a veces sacaban la lengua y en las manos de los de los extremos, aparecía la V de victoria de no sé qué. Era lo que se llamaba una foto divertida.
Ahora se juntan dos o tres que "posan", o sea que se colocan de perfil, levantan la barbilla y ponen cara de nada pero como seguros de si mismos. Algo extraño la verdad estar seguro de uno mismo sin pensar en nada.
Yo desentono mucho en las fotos de grupo porque todavía cuando va a salir el flash me veo gritando como una posesa ¡Whisky!, yo y algún que otro despistado. Y es que no nos hemos dado cuenta de que estamos en la era del Gin-Tónic.
Pensé en esto hace poco cuando estaba en una terraza y entró un grupo de personas que venían celebrando un cumpleaños. Se sentaron en unas mesas y durante más de media hora estuvieron disparando con sus cámaras, que eran además de todo tipo, a cualquier persona u objeto que se moviera o estuviera cercano a la reunión. Yo quería desentenderme del grupo pero no me dejaban los flashes, que parecían pequeños fuegos artificiales silenciosos y que llegaron a lo máximo de su explendor cuando apareció la comida porque en ese momento todo el mundo se dispuso a fotografiar cada plato, como si de ellos dependiera la difusión del arte culinario del cocinero del restaurante.
No pude evitar acordarme de la época en la que comprábamos un rollo de 24 fotos. Un cilindro negro con tapita que guardabas como "oro en paño", enredabas cuidadosamente en tu cámara y luego escogías los momentos más importantes de cualquier situación, para disparar y tenerlos así para el recuerdo.
A veces venía un rollo de esos que ponía 24 más 1 y te parecía increíble tener una foto más que de ninguna de las maneras, se te ocurría gastar en una paella o una chuleta. El revelado de esas fotos nos parecía caro además y todas esas circunstancias, nos hacían ver la fotografía como algo especial y en lo que invertíamos mucho cuidado.
También tenía su parte mala todo hay que decirlo. Si el fantástico rollito lo enganchabas mal cuando ibas a la tienda a revelar las fotos, y el dependiente te daba la "mala noticia",
te quedabas como si te hubiesen robado los preciados momentos que quisiste guardar para siempre en forma de foto. Todavía no me he recuperado de algo así. Me ocurrió hace muchos años cuando subida en una góndola, el simpático gondolero me invitó a sacarme una fotografía desde donde se remaba. No creo que pueda volver a repetir la hazaña si dentro de unos años, le pido a un gondolero que me deje subir a remar porque probablemente me conteste el de la blusa de rayas y gorro chato: señora, aquí no se puede subir nadie. Y es que con 20 años se puede subir uno a cualquier sitio.
Un amigo que se dio cuenta de todo esto también me contaba que él veía la gran diferencia en la manera que tenían de posar los chicos de ahora con los de antes. Antes se juntaban varios amigos, se ponían los brazos por encima a veces sacaban la lengua y en las manos de los de los extremos, aparecía la V de victoria de no sé qué. Era lo que se llamaba una foto divertida.
Ahora se juntan dos o tres que "posan", o sea que se colocan de perfil, levantan la barbilla y ponen cara de nada pero como seguros de si mismos. Algo extraño la verdad estar seguro de uno mismo sin pensar en nada.
Yo desentono mucho en las fotos de grupo porque todavía cuando va a salir el flash me veo gritando como una posesa ¡Whisky!, yo y algún que otro despistado. Y es que no nos hemos dado cuenta de que estamos en la era del Gin-Tónic.
jueves, 19 de julio de 2012
Dejar de fumar
Cada vez que me planteaba dejar de fumar me sentaba y me fumaba un cigarro desesperadamente analizando la cuestión.
Ya sabía que mi relación con el tabaco tenía los días contados y me aferraba a aquel mortal e insano objeto cilíndrico, viendo como transcurría el final de nuestra oscura relación. Oscura sobre todo por el color que probablemente tendrían en aquellos momentos mis pulmones y mi voluntad, que aunque parezca una locura, quería permanecer fiel al tabaco hasta por lo menos los 80 años.
Yo pretendía seguir fumando como esas maravillosas heroínas, malas mujeres llenas de vida de las películas clásicas que a mí tanto me gustan.
Fumar como Rita Hayworth en Gilda, Vivian Leight en Un Tranvía llamado deseo, cuando hacía de alcohólica junto a un malo, malísimo como Marlon Brandon, o como Marisa Paredes en la almodovariana Todo sobre mi madre y decía con cara de loca que mira al vacío:
-me llaman Huma, porque mi vida se ha desvanecido como el humo.
Pero soy más normal que todo eso y en aquellos momentos, me entraba una nostalgia tremenda por los instantes que viviría en el futuro sin el tabaco.
Ya no fumaría más estaba decidido, ni cuando estuviera nerviosa, ni en una situación dramática, ni al recibir una llamada inesperada o al arreglarme para una gloriosa cita. Tampoco fumaría después de comer o pintarme las uñas, no fumaría con mi amiga de turno mientras nos contábamos los últimos acontecimientos, ni después de... No fumaría con una copa en la mano, algo impensable.
Parecía como si el tabaco me hiciera pensar mejor, me hiciera más inteligente. Cogías uno de la cajetilla, lo encendías, preferiblemente con un mechero, las cerillas te dejaban un sabor raro en la boca, y te sentabas a pensar en tus cosas mientras te quedabas absorta mirando como el humo iba llenando el espacio que ocupabas.
Muchas veces en uno de estos momentos mientras vivía con mis padres, entraba mi madre por la puerta y de un plumazo me sacaba de mi ensoñación y de aquella humareda inhumana mientras se dirigía rauda a abrir la ventana y con su agudo sentido del humor me decía:
-esto parece un fumadero de opio.
Si, me sentaba a fumar y pensaba.
Y aquel día, hace por estas fechas 11 años, tomé una decisión DEJAR DE FUMAR.
Ya sabía que mi relación con el tabaco tenía los días contados y me aferraba a aquel mortal e insano objeto cilíndrico, viendo como transcurría el final de nuestra oscura relación. Oscura sobre todo por el color que probablemente tendrían en aquellos momentos mis pulmones y mi voluntad, que aunque parezca una locura, quería permanecer fiel al tabaco hasta por lo menos los 80 años.
Yo pretendía seguir fumando como esas maravillosas heroínas, malas mujeres llenas de vida de las películas clásicas que a mí tanto me gustan.
Fumar como Rita Hayworth en Gilda, Vivian Leight en Un Tranvía llamado deseo, cuando hacía de alcohólica junto a un malo, malísimo como Marlon Brandon, o como Marisa Paredes en la almodovariana Todo sobre mi madre y decía con cara de loca que mira al vacío:
-me llaman Huma, porque mi vida se ha desvanecido como el humo.
Pero soy más normal que todo eso y en aquellos momentos, me entraba una nostalgia tremenda por los instantes que viviría en el futuro sin el tabaco.
Ya no fumaría más estaba decidido, ni cuando estuviera nerviosa, ni en una situación dramática, ni al recibir una llamada inesperada o al arreglarme para una gloriosa cita. Tampoco fumaría después de comer o pintarme las uñas, no fumaría con mi amiga de turno mientras nos contábamos los últimos acontecimientos, ni después de... No fumaría con una copa en la mano, algo impensable.
Parecía como si el tabaco me hiciera pensar mejor, me hiciera más inteligente. Cogías uno de la cajetilla, lo encendías, preferiblemente con un mechero, las cerillas te dejaban un sabor raro en la boca, y te sentabas a pensar en tus cosas mientras te quedabas absorta mirando como el humo iba llenando el espacio que ocupabas.
Muchas veces en uno de estos momentos mientras vivía con mis padres, entraba mi madre por la puerta y de un plumazo me sacaba de mi ensoñación y de aquella humareda inhumana mientras se dirigía rauda a abrir la ventana y con su agudo sentido del humor me decía:
-esto parece un fumadero de opio.
Si, me sentaba a fumar y pensaba.
Y aquel día, hace por estas fechas 11 años, tomé una decisión DEJAR DE FUMAR.
miércoles, 18 de julio de 2012
Mi fatalidad genética.
Leyéndome un artículo de Antonio Muñoz Molina que trataba sobre la capacidad de contar que tiene el ser humano, se me vinieron muchas cosas a la cabeza. El autor describía esa capacidad como una "fatalidad genética", no como algo que le pueda interesar a personas ávidas de adquirir conocimientos o cultura. Contar es nuestra costumbre, una necesidad y hasta un "vicio".
Nos enganchamos a cualquier historia que está llena de vida y queremos escuchar el desenlace, no podemos dejar de oir como llega el final de unos males o de una felicidad. Entre más disparatada sea esa vida, más nos cautiva.
En mi paseo diario por la playa de Las Canteras escuché a un hombre de mediana edad que le decía a una mujer que estaba sentada a su lado:
-yo te amo y te quiero.
El hombre hablaba de una manera muy apasionada y yo no pude evitar escuchar o mejor dicho, no quise no escuchar. La mujer permanecía callada, hechizada creo yo más bien ante el peso de aquella manifestación de sentimientos.
Mi mente empezó a divagar y empecé a imaginar quienes serían aquellos personajes reales, si su amor era nuevo o si ya llevaban toda una vida juntos.
Contar y escuchar se trata de eso. Relatamos cada día pasajes de nuestra vida a nuestros amigos, a nuestra familia y a nuestros amores y vamos colocando al narrar esta las cosas en un sitio tal vez diferente incluso del que tenían cuando las vivimos. Quizá nos hacemos más héroes, más protagonistas, o más débiles de lo que realmente somos. Con cada cuento nos reinventamos. Escribimos diarios y nos contamos a nosotros mismos y en la penumbra de la noche, cuando la ciudad se va apagando y vamos oyendo como pasan por debajo de nuestra ventana los últimos coches, el camión de la basura y hasta la moto de nuestro vecino del quinto que viene ya de vuelta... nosotros refugiados bajo las sábanas, abrazados a nuestro amor vamos contando quienes somos y quienes queremos ser. Mientras ese alguien nos escucha y se va construyendo una idea probablemente equivocada de nosotros. Como se trata de contar y ese es también mi vicio, me apunto con este Blog a compartir parte de mis palabras, en la mayoría de los casos con más dudas que certezas y todo esto porque yo no soy diferente al resto y mi afán como el del hombre apasionado de la playa, como el de todo el mundo es sacar lo que uno lleva dentro hasta que como decía un autor con una frase un poco dramática pero que siempre me impactó: "contar hasta que un puñado de tierra nos tape la boca".
Nos enganchamos a cualquier historia que está llena de vida y queremos escuchar el desenlace, no podemos dejar de oir como llega el final de unos males o de una felicidad. Entre más disparatada sea esa vida, más nos cautiva.
En mi paseo diario por la playa de Las Canteras escuché a un hombre de mediana edad que le decía a una mujer que estaba sentada a su lado:
-yo te amo y te quiero.
El hombre hablaba de una manera muy apasionada y yo no pude evitar escuchar o mejor dicho, no quise no escuchar. La mujer permanecía callada, hechizada creo yo más bien ante el peso de aquella manifestación de sentimientos.
Mi mente empezó a divagar y empecé a imaginar quienes serían aquellos personajes reales, si su amor era nuevo o si ya llevaban toda una vida juntos.
Contar y escuchar se trata de eso. Relatamos cada día pasajes de nuestra vida a nuestros amigos, a nuestra familia y a nuestros amores y vamos colocando al narrar esta las cosas en un sitio tal vez diferente incluso del que tenían cuando las vivimos. Quizá nos hacemos más héroes, más protagonistas, o más débiles de lo que realmente somos. Con cada cuento nos reinventamos. Escribimos diarios y nos contamos a nosotros mismos y en la penumbra de la noche, cuando la ciudad se va apagando y vamos oyendo como pasan por debajo de nuestra ventana los últimos coches, el camión de la basura y hasta la moto de nuestro vecino del quinto que viene ya de vuelta... nosotros refugiados bajo las sábanas, abrazados a nuestro amor vamos contando quienes somos y quienes queremos ser. Mientras ese alguien nos escucha y se va construyendo una idea probablemente equivocada de nosotros. Como se trata de contar y ese es también mi vicio, me apunto con este Blog a compartir parte de mis palabras, en la mayoría de los casos con más dudas que certezas y todo esto porque yo no soy diferente al resto y mi afán como el del hombre apasionado de la playa, como el de todo el mundo es sacar lo que uno lleva dentro hasta que como decía un autor con una frase un poco dramática pero que siempre me impactó: "contar hasta que un puñado de tierra nos tape la boca".
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

