viernes, 10 de agosto de 2012

¡A Dios pongo por testigo!

   Si digo que siempre me gustó mucho la escritora Margaret Mitchell y su única obra, probablemente nadie sepa de que escritora y obra estoy hablando. Pero si digo que Margaret Mitchell fue una autora americana, nacida en Atlanta y que su novela publicada en 1936 fue un best seller de la época y ganadora del famoso premio Pulitzer de literatura, que todo el mundo conoce más por la modalidad de fotografía, y que el nombre de este libro tan leído es Lo que el viento se llevó, (Gone with the wind), pues ya la información es más clara.
   M.Mitchell escribió un solo libro en su corta vida -murió muy joven atropellada por un coche- pero conoció la fama porque esa novela tuvo desde el principio una conexión con los lectores. Es curioso que la propia autora no se considerara una buena escritora, pero lo cierto es que su obra tuvo ese conjunto de ingredientes que hacen que un libro llegue a mucha gente, al margen de la calidad literaria que pueda o no tener.
   Evidentemente es un gran relato, un drama en el que se narra una parte importantísima de la historia norteamericana, su famosa guerra civil entre el norte y el sur. Nos cuenta además un gran romance y también nos presenta a multitud de personajes que en una época complicada, sobreviven como pueden.
   En 1939 se adaptó esta novela al cine y eso consiguió que este drama, se difundiera aún más, en esta ocasión por todo el mundo. Es una película excepcional en la historia del cine por múltiples razones. Fue el  film en el que más dinero se había invertido hasta aquel entonces y su rodaje fue tan conflictivo que el resultado de esos problemas, hizo que tres directores -entre ellos George Cukor y Víctor Fleming- participaran en su realización. También fue complicado encontrar a la actriz protagonista, e incluso la película se comenzó a grabar mientras se hacían castings a todas las actrices de la época. Finalmente apareció la actriz inglesa Vivien Leight, que encarnó como nadie a la señorita sureña dueña de Tara.
   Tanto esfuerzo y tantas peripecias se vieron recompensados con los resultados. Esta película que dura cuatro horas, fue durante 20 años la película más premiada en la historia de la gran pantalla. Además 40 años después cuando se volvió a proyectar de nuevo en todos los cines del mundo, volvió a batir records de taquilla.
   Fue por esa época en los años 80, cuando yo con trece años, fui al cine inducida por mi madre que adora el cine clásico y sobre todo esa película en concreto. Un año más tarde pude leer la novela, que también circulaba por mi casa, comprobando que de manera extraña la película se ciñó fielmente al libro alejándose muy poco de la historia.
   Con el tiempo todos los que hemos visto el largometraje  nos hemos quedado con el recuerdo del personaje principal, Escarlata OHara. ¿Quién no quiere tener la tenacidad, la valentía, esa capacidad de resurgir de las cenizas de esa mujer, que sacó un maravilloso vestido de unas cortinas de terciopelo para salir a la calle a buscar recursos y emprender una nueva vida después de una cruel guerra?
En los oídos nos retumban sus palabras: ¡a Dios pongo por testigo!
   Lo cierto es que estas palabras las usamos mucho en la vida cotidiana todos, o ¿quién no ha dicho después de una monumental borrachera?:
   -¡A Dios pongo por testigo, que no me vuelvo a tomar nunca más, tres copas!.- Esto se suele decir el día de la resaca. O peor aun:
   - ¡A Dios pongo por testigo que no me vuelvo a tomar seis copas -la cuenta de antes estaba mal sacada- y además ya nunca más me dedico a mandar mensajes con el móvil, en esas condiciones! -Esto suele ser dos días después de la resaca, cuando aparece nuestro "yo" sereno que estuvo un par de días ausente.
   Hay otros ¡A Dios pongo por testigo! más serios como ese de:
-no vuelvo a convivir con nadie.-Cuando te acabas de separar o el otro de:
-no me vuelven a suspender el carnet de conducir. -Que clama el pobre al que lo han suspendido por quinta vez.
   Pero en mi casa lo que ha quedado de esa fascinación de mi madre por esta película, es algo que me hace mucha gracia, y es su manera burlesca de llamarme cuando me ve aparecer y si está hablando por teléfono, interrumpe la conversación para decirle a la amiga de turno que está al otro lado del auricular:
-acaba de llegar la señorita Escarlata, y es que hay historias que dejan huella.

3 comentarios:

  1. jajajjajaja señorita Escarlata, de nuevo sonrisas y carcajadas leyendo tu blog. Y además hoy, aportando conocimientos cinéfilos nuevos para mí. Mi madre también tenía muy presente esta peli cuando le decía aquello de....Ya lo haré mañana. Yo también tengo mi parte de Escarlata jajaj. Un besito y como siempre, genial!

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  2. Uy.!! Yo no hace tanto que también la utilice...a Dios pongo por testigo que nunca mas me vuelvo a enamorar!!jaja...a que también es muy concurrida?.
    Una vez mas mis respetos hacia sus palabras...que una vez mas me han arrancado una sonrisa y un ños que bien escribe esta muchacha!!.
    Besos

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  3. La verdad es que no he leído la novela, ni recuerdo mucho la peli pero, es difícil olvidar lo de "Señorita Escarlata", con ese acento tan simpático, o el famoso ¡A Dios pongo por testigo! Una frase de película, nunca mejor dicho.
    Un abrazo.

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