viernes, 15 de agosto de 2014

I DON'T SOUND LIKE NOBODY.

   Tenía dieciocho años y granos en la cara que eran la señal inequívoca de que todavía habitaba en la complicada adolescencia.
   Tenía dieciocho años y muchos sueños de grandeza. Soñaba con ganar mucho dinero algún día, ser descubierto por alguien que realmente tuviera la capacidad de ver en él a un maravilloso artista aclamado por el público, que sus éxitos sonaran en la radio en aquellos programas que escuchaba por las noches de sábado con su familia, su madre, su abuela y su padre, allí sentados en la salita mientras que un loco que se llamaba Dewey Phillips radiaba una música que se acercaba cada vez más a la música negra,  aquello era el Sur.
   Muchos días frente al espejo se "esculpía" el pelo, su pelo castaño, casi rubio en el que se ponía distintos aceites y hasta vaselina para mantener aquel tupé que era una tendencia, aunque todo su estilo era mucho más recargado de lo que se podía usar, así era él. En el instituto todo el mundo pensaba que era un chico estrafalario, llevaba unas pintas un poco extrañas y encima andaba todo el día cargando con una desvencijada guitarra infantil que parecía estar siempre llena de canciones, sobre todo de baladas para ser cantadas en cualquier momento. Se diría que el muchacho estaba más cómodo cantando que hablando, porque hablar hablaba poco, era un chaval muy tímido e inseguro. Pero la determinación de "ser alguien" no desaparecía de su mente.
   En esos días de soñar despierto en su habitación mientras la radio sonaba con toda aquella música maravillosa, se veía a sí mismo cantando en el auditorio que estaba tan cerca de su casa y luego  conduciendo un gran coche, un Cadillac concretamente, -¿un Cadillac?-  ¿Cómo se podría comprar ese gran carro si muchos días no tenía dinero ni para pagar una coca cola?- No importa- se decía a sí mismo.  -Algún día lo conseguiré.-
   Cuando terminó el instituto consiguió un pequeño empleo conduciendo una furgoneta en una empresa de electricidad, empezaba de esta manera su incursión en el mundo de los adultos. Un día leyó que existía un local que le llamó poderosamente la atención. Fue tal vez en el periódico local en el que se publicitaba,


MEMPHIS RECORDING SERVICE, Nº 706 , UNION AVENUE.-SUN RECORDS.  
                     Lo grabamos todo en cualquier lugar y a cualquier hora.


   Durante varias semanas pasó por delante de aquel lugar y paraba enfrente del local. No se atrevía a entrar, a preguntar, quería grabar una de sus canciones favoritas, le regalaría a su madre la grabación ella estaría encantada de que le hiciera ese regalo, pero también quería oirse  y sobre todo que lo oyeran...
   Un día se armó de valor, se abrazó a la pequeña guitarra y atravesó la puerta de SUN RECORDS. Marion Keisker la secretaria casi no lo vió entrar, sentada detrás de una mesa recibía a los clientes y en aquel momento el muchacho era el único que se encontraba en las pequeñas dependencias del estudio de grabación. Lo saludó amablemente y el chico casi balbuceando le dijo que quería hacer una grabación para regalársela a su madre, ella le informó de los tipos de grabación que se hacían allí, el escogió la más barata, 3,84 dólares por un vinilo grabado por las dos caras. Dentro estaba Sam Phillips el hombre emprendedor, amante de la música que tampoco reparó en el chico o al menos eso le pareció al muchacho.
Cuando acabó de cantar sus canciones y estas quedaron grabadas  pasó a recogerlas por la mesa de la señora Keisker.  Entonces fue cuando el chaval le dijo.- señora si algún día necesitan a un cantante para algún grupo no dude en llamarme. -Muy bien chico.- le contestó Marion Keisker. -¿Qué estilo tienes hijo?, me refiero que a quién te pareces cantando, ¿cómo suenas? .- No sueno como nadie señora.- (I don ´t sound like nobody).
El chico esa noche volvió a tener sus premonitorios sueños en los que se veía cantando y siendo aplaudido por mucha gente. Pero ni en su sueño más disparatado y más fantasioso hubiera podido adivinar todo lo que pasaría después.
No sonaba como nadie efectivamente porque de él salió un sonido nuevo que era como un cóctel de distintas músicas, las que había estado escuchando desde que nació.
Todo lo que pasó después ya lo conocen.
Antes de marcharse Marion Keisker le preguntó al chico.-¿cómo te llamas muchacho?.- Elvis Presley señora.- le contestó.
Elvis no sonaba como nadie tal vez por lo que dijo John Lenon sobre él, que antes de Elvis en la música moderna, no existía nada.

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