viernes, 27 de junio de 2014

Impresiones de una maestra

   A lo largo de mi vida intenté no ejercer esta profesión. Sí, evité por todos los medios tomar el camino que me llevara a una escuela. A mí me deslumbraban otras vías, otros senderos luminosos que me sonaban más rimbombantes y me parecían más atractivos. Las escuelas me parecían lugares grises llenos de normas y seres circunspectos, que eran los maestros claro está, que marcaban las pautas a unos pobres alumnos que se sentían encerrados entre aquellas serias paredes.
   Puede ser que yo llevara muy dentro el recuerdo de mi escuela en la que unas religiosas de toca y hábito azul se pasaban el día cortándome las alas y enumerando todas las cosas que eran pecado y no se podían hacer,  que por cierto eran muchísimas. Tal vez por ese motivo el camino del magisterio para mí era un atajo para acudir a otro lugar o simplemente un sitio al que no llegar.
   Pero ya sabemos como es la vida, basta que te empeñes en eludir algo, lo que sea, un amor, un deseo, en este caso una profesión para que todos esos dioses caprichosos y juguetones se confabulen y ¡voilà!  ahí estás tú, en donde no querías estar.
   Y hoy diez años después se me  llena la boca diciendo que soy Maestra. Que me levanto por las mañanas, recorro un largo camino y solo al empezar el día estrecho manitas y recibo abrazos que son gratuitos. Y ya sé que esto  lo han dicho muchos maestros anteriormente pero es algo que me maravilla cada día en este mundo en el que vivo, donde se dan muchos pisotones.
   Y me siento una persona privilegiada por hacer algo que me gusta tanto ¡un gran descubrimiento para mi! por tener la posibilidad de contribuir con mi pequeño granito de arena en la formación de un ser humano. En poder observar a cada niño o niña y adelantarme a esa dificultad que pueda surgir en un futuro en el aprendizaje y buscar la manera de que ese problema tenga solución lo antes posible, porque esa es una de las cosas que le dan calidad a la enseñanza, algo de lo que se habla tanto ahora, detectar de manera precoz las dificultades en los alumnos y la intervención sobre estos lo antes posible. Formar un tándem estupendo con las familias, como si de cómplices se tratara que conspiran para que alguien avance en la vida, siempre en la medida de sus posibilidades tanto físicas como intelectuales. Respetar a todo el mundo sin mirar a qué país, religión o cultura pertenece porque la Escuela en la que creo ejerce un poder igualatorio maravilloso en el que se aprende a vivir con paz, algo tan necesario para el desarrollo integral del ser humano.
   Y voy moviendo esas manitas por las pizarras, ahora digitales, y cuadernos de cuadros, de rayas y de ilusión por aprender. Y me encantaría remover ese pensamiento también que yo creo, como decía la magistral Ana María Matute, tristemente desarparecida estos días, que "el que no inventa no vive". Aprender a pensar, a opinar, a ser uno mismo en cada situación en la que nos coloca la vida con sus encrucijadas. 
   Puede ser que haya otros senderos más brillantes que tal vez yo no llegue a explorar nunca en mi vida y puede ser que haya adquirido un aspecto circunspecto, ojalá que no, ese que le veía yo a los enseñantes hace tiempo, pero en un día como hoy en el que el curso finaliza y me he ido a mi casa llena de abrazos de niños y padres, firmo por diez años más. Y sobre todo le doy gracias a la vida por no haberme hecho caso.





sábado, 31 de mayo de 2014

¿Desayunamos en Tiffany? Truman Capote su literatura y la maravillosa pelicula de Blake Edward.



    En un viaje imaginario que hice a Nueva York en mi Vicio de Contar muchos meses atrás pasé por el escaparate de Tiffany. Era una mañana un poco gris y al igual que Holly yo también me llevé algo de comer mientras disfrutaba de la visión de ese suntuoso escaparate. Puede ser que yo tuviera uno de esos días rojos de los que ella hablaba, que no son días negros, tristes ni lluviosos, sino son días en los que el miedo se apodera de uno sin que nada se pueda hacer. Como antídoto a ese pánico incontrolable Holly se acercaba a Tiffany porque le daba la sensación de que allí nada malo podía pasarle. Yo quise hacer lo mismo en ese viaje de mi imaginación, probar a sentirme segura en aquel emblemático lugar. Desayunar en Tiffany es un sueño que todos hemos tenido después de ver la inolvidable película.
   Fue el escritor sureño Truman Capote el que creó el personaje de Holly Golightly. Pero en su novela esta mujer no era la versión edulcorada que nos ofrece la película de ella, en cuyo guión también intervino el escritor norteamericano, sino que se trata de un personaje mucho más torturado por la vida. Una mujer de vida liberal, que ejerce una prostitución encubierta hasta para ella misma, -se plantéa si el hecho de haber tenido once amantes es ya un indicativo de que está inmersa en ese antiguo oficio ya sin remisión-. La historia está contada por un escritor que se muda al edificio de la chica y que la observa desde la cercanía pero que al contrario de lo que ocurre en el film, nunca tiene nada con ella. Holly termina huyendo sin que nadie descubra su paradero porque ha estado relacionada con un delincuente y la justicia la busca por su complicidad en el delito de su amante.
   Truman Capote ha sido un escritor importante en la literatura norteamericana. Sus novelas retratan a personajes complicados con historias poco comunes. Su libro más reconocido fue una novela que está basada en un caso real A sangre fria que cuenta el asesinato de la familia Clutters de Kansas. Una historia para la que el autor estuvo más de cinco años investigando e indagando haciendo un trabajo que está entre la literatura y el periodismo. Este relato influyó posteriormente en el mundo de la prensa escrita  y se consideró el germen del género de la novela de no-ficción.
   Además de todo esto el personaje que me ocupa fue una persona integrada en la sociedad y la farándula americana, al igual que el artista contemporáneo Andy Warhol.
   El director de cine Blake Edward contó con la colaboración de Truman Capote para escribir el guión de la entrañable película. Edward está considerado como un director magistral de comedias, y aunque haya tocado muchos géneros diferentes en su cine, dirigió la trágica historia Días de Vino y Rosas que protagonizaron Jack Lemon y Lee Remick, es cierto que es en la comedia en donde más ha destacado y desde luego  siempre es más recordado por la película que me ocupa Breakfast at Tiffany`s, así como también por la saga de películas de La Pantera Rosa, las buenas y las malas y la magistral comedia protagonizada por Peter Seller, uno de sus actores fetiche, El guateque.
   Hay muchas curiosidades relacionadas con este largometraje que como siempre, hacen que su realización se convirtiera entre las casualidades y la genialidad de los que intervienen en  ella, en una película única.        Truman Capote propone como protagonista femenina a su gran amiga Marylin Monroe. Evidentemente el resultado hubiera sido bien diferente si  la sensual Marylin hubiera interpretado a este personaje alocado. Porque lo mágico de la historia es que la actriz protagonista no es una mujer  con aspecto de chica alegre, al contrario representa la fragilidad y la vulnerabilidad, hasta vemos en ella cierta pureza y enseguida nos solidarizamos con el personaje. Hay que pensar que en 1961, año en el que se estrena la película, el mundo no veía con buenos ojos a una mujer con una vida desordenada  pero a Audrey Hepburn se le podía perdonar todo con su aspecto angelical.
   Dicen que la rubia más famosa de la historia rechazó el papel porque ya no quería hacer de mujer "ligera de cascos" y Audrey Hepburn de entrada dudaba entre si aceptar o no porque no se veía en esa piel. Afortunadamente aceptó y ahí queda ese icono maravilloso de estilo que tantas veces vemos en fotografías y objetos de decoración, la imagen de la actriz, de origen belga por cierto, con su moño italiano y su vestido de Givenchy.
   El diseñador había realizado el vestuario de la película pensando en Katherin Hepburn, que no tiene nada que ver con Audrey, y cuando supo cual era la verdadera protagonista dicen que tuvo un enfado tremendo porque creía que aquella mujer era muy delgada para sus diseños. Pero hubo después de esta película una relación que duraría para siempre entre la casa de modas Givenchy y Audrey Herpburn, que era la elegancia y el estilo personificados.
   Otra relación mágica que comenzó en esta película fue la de el director Blake Edward y el fantástico compositor de origen italiano Henry Mancini.  Es en esta película en donde ambos trabajan juntos por primera vez y lo harían después en muchas ocasiones más. No olvidemos que Mancini compondría después la famosa banda sonora de la Pantera Rosa. Pero la canción Moon River  compuesta por el músico no es menos famosa. Como dato a destacar la película obtuvo dos oscar por la banda sonora y por mejor canción. Versionada hasta la saciedad, todos los mejores cantantes de la historia de la música la han cantado,  dicen que la mejor versión es la que canta Holly en la ventana, pequeña guitarra en mano, un turbante en la cabeza y ese aspecto triste bellísimo.
   Holly dice que en Tiffany nada malo puede suceder, pues te invito a desayunar allí. Cuando tengamos un día rojo, ya sabes, corramos a esa gran avenida y ante ese explendido escaparate soñaremos que todo lo malo está desterrado de nuestras vidas. Soñar es gratis y nuestros sueños nos dan libertad para vivir otras vidas.



lunes, 12 de mayo de 2014

Facebook, Twitter, Whatsapp, Instagram...¿ Qué red prefieres?

   Tengo que reconocer que soy adicta entre otras muchas cosas a los Blogs. Además de tener este espacio tan mío, este vicio de contar, navego por los mundos de otros bloggers que me aportan mucha información de todo tipo. Ya en un post que colgué en el  2012, Y ¿qué es un Blog?  hablé de las características de  estos, cortos, amenos, relacionados con temas concretos normalmente, que no es el caso de mi vicio de contar, pero si es la generalidad. Por eso me gustan, en cualquier sitio te puedes leer ese texto que es como un flash de información, o un pensamiento de alguien que por un momento te engancha y te deja reflexionando. Este ha sido el caso del Blog que descubrí esta semana de la periodista Karelia Vázquez.  
   Se trata de un Blog que habla de las redes sociales y sus consecuencias. Es una persona muy documentada sobre el tema, además de una consumidora activa de este tipo de comunicación, que caracteriza a estas primeras décadas del siglo XXI. También en Marzo del 2013 en el post  Relaciones @.com. divagué sobre el whatsapp y la manera en que este sistema de mensajería instantánea nos estaba modificando la vida, porque no nos engañemos, todo está cambiando aunque seamos reacios a creer y a pensar en que las redes sociales están modificando nuestra manera de relacionarnos.
   De todos los post que pude leer de este estupendo Blog, cuyo  nombre es El Antigurú, refiriéndose al hecho de que nadie en las redes sociales puede ser un experto porque se trata de un fenómeno nuevo y cambiante, he anotado algunas cosas que me gustaría compartir aquí, porque  mucha gente y yo consumimos, nos relacionamos y vivimos esa vida virtual, paralela a nuestra vida real.
   Empiezo con las notas curiosas que encontré sobre el Facebook.  Marck Zuckrberg creó esta red social  a la que por cierto, le dan solo tres años más de vida, con la intención de que fuera un conector. Se trata de que los que tienen una cuenta abierta, pasen el mayor tiempo posible conectados. Es una comunidad instantánea, en esa comunidad hay amigos, conocidos, familiares, ex-novios, vecinos y demás especímenes. Se puede decir que el Facebook nos divide en dos tipos de personas, los que interactuamos  y los que no interactúan. Los primeros tienen un punto de exhibicionistas. Cuelgan fotos, muestran sus vidas, expresan  sus deseos.. "ya soy la superjefa" por ejemplo, como si internet fuera un oráculo en el que rezar y pedir lo que uno anhela fervientemente. Los segundos son aquellos que tienen una cuenta abierta pero no dicen ni mu. Parece que no están, pero sí están. Son los nuevos cotillas, portería on-line. Cotilleo digital pero ahora este cotilleo no es descubierto. Antaño había una cortina que se movía lentamente en un cuarto piso y detrás de aquella tela vaporosa, había una persona oculta mirando  la hora en que llegaba la vecina alocada. En estos momentos millones de personas en el mundo están entrando en el muro de su ex pareja, ex amigo o ex jefe y nadie lo sabrá. Así que como decía la autora del Blog al que me referí al principio de este artículo, la tecnología se ha puesto al lado del cotilleo.
   Sobre el Whatsapp ya hablé como dije antes el año pasado, cuando me llamó la atención el comentario de una amiga que me decía que el chico que le gustaba, la había bloqueado y por tanto la había expulsado de su vida, asi, silenciosamente. Parece que estar bloqueado por alguien es estar en un limbo, estar en ningún lugar y no estar en el mundo del whatsapp, esta mensajería instantánea con la que practicamos la cháchara virtual, es como no existir. Las llamadas telefónicas empiezan a ser formas de comunicación arcaicas, o manifestaciones infinitas de amor, ¿qué sería de nosotros sin los emoticonos? porque  hay cosas que no se pueden expresar con palabras, necesitamos un emoticono para decir que estamos contentos,  tristes o aburridos... Esas conversaciones interminables de grupos que empezaron el dos de Enero y todavía no han terminado, ni terminarán... que además las podemos volver a leer en cualquier momento,¡ qué horror!, que quede constancia de todo lo que uno dice, como si estuviéramos en un juicio o en el Congreso de los Diputados.
   ¿Saben que se ha hecho un estudio en la Universidad Autónoma de México sobre la risa que se escribe en la mensajería instantánea? Pues sí como lo oyen, si ponemos jaja eso quiere decir que es una risa falsa. Si ponemos tres jajaja, la risa es auténtica, pero si escribimos jajajajaja es que estamos intentando adular a la persona con la que hablamos. Estos Ciberpsicólogos analizan todos los elementos que intervienen en nuestras ciberrelaciones, con nuestros ciberamigos en el ciberespacio.
   Al igual que mucha gente, hoy en día una mayoría,  yo también esculpí una imagen on line, y tengo esas chácharas interminables por el whatsapp con personas que se denominan lazy contacts (contactos perezosos sería la traducción) o sea amigos que no se lo curran, que utilizan muchos emoticonos para no mojarse  por ese carácter indefinido que tienen esos machanguitos. Pero me siguen encantando los bares, los lugares donde le puedes mirar  a alguien a los ojos, chocar su copa con la tuya y todas esas cosas que hacemos en los lugares en donde no hay WIFI, solo gente. Pero bueno si me dan a elegir, yo como Dios, quiero estar en todos lados.

 

domingo, 4 de mayo de 2014

Billie Holiday, Ella Fitzgerald, y Nina Simone las damas del jazz. Almas de Blues.

   No es ningún secreto que la música negra ha sido la que más ha influído en la música moderna desde el pasado siglo. Los cantos tribales de los esclavos, que fueron traídos al nuevo mundo transformados luego en canciones religiosas cantadas en esas misas de los domingos de las iglesias del sur de Estados Unidos, traspasaron el sentido religioso que poseían para hacerse eco en las ondas de la radio y llegar a todos los que las escuchaban en los años cincuenta, década en la que empezaron a forjarse los nuevos estilos musicales como el Blues, el Rhythm and Blues, el Soul y el Rock and Roll. Como dato curioso de esa época puedo mencionar la denominada autopista del Gospel. Una vía por la que se llegaba a los pueblos que recibían a cuartetos vocales compuestos por hombres y mujeres, que cantaban a cuatro voces una música religiosa. Gente que ganaba mucho dinero estos actuaban ante las comunidades negras principalmente, aunque también había cuartetos de blancos, y  tenían el cielo ganado. Me explico, aunque su vida en aquellos caminos fuera estupendamente pecaminosa, Dios los recibiría con gusto en el último momento.   Los ritmos ancestrales africanos, la música Country con esencias de la música celta, el Pop que empezaba a formarse en aquellos tiempos en los que en aquella parte del mundo, la bonanza económica hacía su aparición después de una segunda guerra mundial devastadora, se metieron en la misma coctelera y dieron lugar a todo lo que hoy conocemos y que sigue evolucionando interminablemente. No podemos olvidarnos de los estilos que han surgido en los últimos treinta años como el Funky, el Hip-Hop y el Rap.

   En todas estas fuentes han bebido las damas del jazz. Tres mujeres que pertenecieron a esta época y a estas comunidades negras en un mundo en que la que la segregación racial era una puerta cerrada a las oportunidades en el país donde se decía que los sueños se hacían realidad. Faltaba decir que esos sueños solo podían ser realizados por blancos. Pero ya sabemos desde la época de Jericó y sus murallas, que cayeron religiosamente cuando por indicación divina sonaron unas trompetas, que no hay paredes que la música no pueda derrumbar.

   Billie Holiday nació en Filadelfia su nombre real era Eleanora Fagan pero siempre fue conocida como Lady Day. Una mujer que vivió cuarenta y cuatro años tan intensos como su manera de cantar, principal característica de su voz, no tan privilegiada como la de Ella Fitzgerald pero pocas cantantes han transmitido tanto en este arte. De niña ejerció la prostitución y al poco tiempo empezó a actuar en clubs nocturnos de Nueva York. Siempre fue consumidora de drogas y la imagen que tenemos de ella con flores blancas en el pelo y esa expresión ida en su mirada nos recuerda que tuvo una gran influencia en la desaparecida Amy Winehouse, aunque también fue admirada por cantantes tan distintos como Frank Sinatra o Janis Joplin.
Decían que cantaba despacio, como si estuviera cansada y probablemente fuera así, saboreaba cada nota y sentía ese cansancio eterno de los que viven tan deprisa.
La canción Strange Fruit, elegida por la revista Time como una de las canciones mas importantes del siglo XX, la llevó al éxito. Se trata de un poema triste y amargo que habla de la gente del sur.

   Ella Fitzgerald nació en Newport News, la llamaban The first lady of Song. Cantante con una perfecta técnica vocal aunque falta de la pasión de Lady Day en canciones con contenido dramatico. De vida difícil también desde los dieciséis años empieza a actuar en clubs y enseguida fue descubierta y tuvo mucho éxito. Ganadora de trece premios  Grammy, su repertorio es inmenso y cantó todo tipo de música no solo jazz también Blues, Bossa nova, Calipso o Pop.

   Finalmente Nina Simone nacida en Carolina del Norte como Eunice Waymon le debe su nombre artístico a un apodo cariñoso de un novio hispanoparlante que la llamaba Niña y al nombre de la actriz francesa Simone Signoret. Niña prodigio que toca el piano desde los cuatro años, no escapa de la influencia de la música religiosa desde pequeña en la comunidad a la que pertenecía, también de estilo apasionado, voz muy particular y personalidad altanera. Abandonó Estados Unidos desde que mataron a Martin Luther King, cansada del racismo.
 
   Tres mujeres negras que han marcado a muchos artistas de épocas posteriores pero que se caracterizan por utilizar la música como un medio de salvación, de comunicación a través del cual poder expulsar los demonios que nos invaden a todos a lo largo de nuestra vida, en eso tal vez radicaba su arte... cantar para no morir, para mostrar el desacuerdo con el mundo y sus injusticias, para expresar el desamor y la pasión  y para después de morir no ser olvidado.

 


lunes, 14 de abril de 2014

CANTO A LA VIDA.

   El recuerdo más lejano que mi mente puede alcanzar es el de unas manos cálidas y amorosas que acariciaban mi cabeza de niña que dormitaba en una pequeña cuna. Y a partir de ahí, la vida...ilusiones infantiles, tardes de juegos, días de mar y sol y esas manos siempre proporcionándome ese carburante,el calor para que mi motor no fallara nunca.
    Y la vida que empuja al primer amor maravilloso, al primer baile, al  primer beso ...y mis manos que se agarran a esas otras hermosas manos, tan recias y frágiles.
     Y la vida que sigue con sus robos y sus recompensas, con sus lágrimas y sus risas, y yo estrecho esas manos para continuar el camino, para poder levantarme en las caídas. Y siempre están ahí para mi, me hacen fuerte, son el antídoto de la soledad y el desconsuelo.
   El recuerdo más cercano e intenso que poseo es el de mis manos amantes, tristes y temblorosas acariciando tu cabeza de anciana que se esfuerza por existir un día más.
    Y a partir de ahí de nuevo la vida...
porque ese amor ha sido mucho y bueno, porque al final tus manos me hicieron fuerte, alegre y cálida. 
   Y le canto a la vida porque tus manos siempre tenderán a las mías y porque la vida maravillosa que tú me enseñaste a vivir, no se acaba con la muerte.

   

LAS CARTAS

   Él aquel día tenía una cita, una cita a la que no asistiría la persona con la que había concertado ese encuentro. Cuando llegó a la cafetería y se dio cuenta de que aquella persona no aparecería pensó en lo estúpido que había sido y se dispuso a tomar un café, ¡que se le iba a hacer! Al fondo, en esa mesa del rincón en la que en alguna ocasión hemos estado sentados tú y yo estaba sentada ella.
   Cuando la miró pensó que aquella mujer era demasiado hermosa para estar sola y no esperar a nadie y que nadie la esperara, aun así sin pensárselo mucho se dirigió a ella para decirle no sabía qué.      Aprovechando que la mujer tenía un libro en sus manos, le preguntó por el título y desgraciadamente resultó que no había oído hablar jamás de la obra y de su autor, pero nuestro hombre era una persona de recursos y comenzó a buscar otros temas que le hicieran acercarse de alguna manera a aquella fascinante mujer.
   No tenían los mismos gustos literarios pero sí coincidieron en otras cosas como en el cine o en la música y de esta manera quedaron para ir juntos al cine. Y volvieron a concertar una cita, la segunda esta vez para asistir a un concierto. En aquel concierto cuando el cantante interpretó una canción con tintes románticos, de repente sus manos se unieron. Una mañana se despertaron y se dieron cuenta de que el amor se había colado por alguna rendija.
   Cuando celebraron el primer aniversario de esa costumbre a la que llamamos "amor" decidieron ir a aquella cafetería en la que se habían conocido. En aquel romántico rincón, en el que hemos estado sentados tú y yo en alguna ocasión él quiso abrir su corazón y decirle tantas cosas... pero entonces ella le tapó la boca con sus manos y le dijo: sé lo que me vas a decir, que me quieres más que a nada. Yo también te quiero pero tengo que marcharme lejos. Te echaré de menos. Él desconcertado le replicó que no quería que ella se marchara, que quería tenerla siempre cerca, amanecer con ella cada mañana. Pero nada sirvió para convencerla, ella se marchó pero le prometió que le escribiría, que cada quince días le mandaría una carta de amor en la que le contaría lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que lo quería y lo mucho que lo había echado de menos.
   Ella se marchó y cuando pasaron dos semanas y la primera carta llegó, él recibió la carta ansiosamente, en ella su amor le contaba lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que lo quería y lo que lo había echado de menos.
   Pasaron otros quince días y la segunda carta llegó. Él se deleitaba leyendo cada una de aquellas palabras que se habían convertido en la razón de su vida.
   El tiempo fue pasando, las cartas iban llegando puntuales a su cita, cada quince días religiosamente ella le contaba lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que lo quería y cuánto lo había echado de menos.
   Pasaron díez años y él se había instalado cómodamente en esa costumbre a la que llamamos "amor" a través de las cartas de su amada, que no lo olvidaba, que lo amaba a través de cada una de aquellas líneas finamente escritas, con una delicada caligrafía. Después de todo aquel tiempo ya podía descifrar su estado de humor, sus malos días, su alegría o su tristeza tan solo con mirar el trazo de su letra.
   Y un aciago día la carta esperada no llegó. Al principio pensó que podía ser un error de correos pero cuando pasaron dos meses ya cayó en la cuenta de que aquella relación epistolar, hermosa y loca había acabado.
   Sin sus palabras la vida se le hacía insoportable algo tenía que hacer, pensaba cada día. Y finalmente encontró una solución. Decidió que podía volver a leer las cartas de nuevo. Tenía cientos de ellas que había guardado celosamente en una caja fuerte. Su mayor tesoro eran todas aquellas palabras en las que ella le contaba lo que había hecho, lo que no había hecho, lo que lo quería y lo que lo echaba de menos. 
   Así empezó a leer una a una cada quince días las cartas. Una noche unos ladrones entraron en su casa y no encontrando nada de valor que llevarse vieron aquella caja fuerte y se marcharon con ella. Su desolación fue tremenda. La rabia de los ladrones cuando abrieron la caja fuerte fue total.
   Él se volvió loco  buscando a aquellos que le habían quitado su gran tesoro, su costumbre de amor. Pero daba vueltas por las calles y llegaba cada noche a su casa más triste, más viejo y acabado.
   Uno de los ladrones que sintió esa curiosidad que nos entra a los seres humanos por las palabras ajenas, empezó a leer las cartas y decidió no quemarlas, como había pensado en un principio, sino enviarlas a su destinatario, como las había recibido.
   Y él que nunca había perdido el hábito de abrir cada quince días el buzón, encontró un día la primera carta. Ese día volvió a la vida, ahí estaba de nuevo su costumbre de amor. Abrió desesperadamente el sobre y recorrió todas aquellas líneas escritas en esas hojas ya amarillentas. Esas palabras le hablaban de lo que ella había hecho, de lo que no había hecho, de cuánto lo quería y cuánto lo echaba de menos.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Se aprende lo que se ama.

   Ha caído en mis manos un libro maravilloso de un autor que me ha fascinado, Francisco Mora. 
Se trata de un Neurocientífico, Doctor en Medicina, Doctor en Neurociencias y Catedrático de Fisiología Humana. Y he titulado este post con "se aprende lo que se ama" porque el libro del que hablo también se titula así.
   Francisco Mora parte de la idea de que solo seremos capaces de aprender y de enseñar a través de la emoción. Como si de una bombilla se tratara la emoción debe encenderse dentro de nosotros. Ese mecanismo activará la curiosidad, la atención,  la memoria y en definitiva el aprendizaje.
   Aparece la neurociencia como una herramienta básica para los enseñantes, que  deben tener conocimientos de neuroeducación para llegar mejor a los alumnos. Pero ¿qué enmarca  la neuroeducación exactamente? Una serie de factores que influyen en las escuelas, o universidades: dormir bien, la arquitectura del colegio y del entorno, los horarios elegidos, la luz, el ruido, la temperatura... Todas esas cosas que en muchas ocasiones no se tienen en cuenta pero que son muy importantes a la hora de tener éxito en el proceso de aprender. Se trata de una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro. Hacer uso de los nuevos descubrimientos neurológicos para ser capaces de guiar a los alumnos de una manera efectiva, por la senda del aprendizaje. Si somos capaces de conocer y entender un poco como funciona nuestro cerebro será más fácil utilizar la estrategia adecuada y necesaria para que el alumno, se "emocione" con esos "nuevos saberes" que le vamos a presentar y por tanto no existirá un "apagón emocional", algo tan común hoy en día en muchos niños y jóvenes que presentan un comportamiento de desidia absoluta ante lo que se muestra en las escuelas.
   Tenemos que partir de la base de que el maestro tiene que conocer la magnitud de su responsabilidad será un transmisor de emoción, de la suya propia a través de su experiencia, de sus propias vivencias. Ya vemos que la emoción es algo contagioso. Es curioso que la palabra "emoción" no estaba tan relacionada con la inteligencia, pero en los últimos años vemos  la importancia que tiene manejar bien las emociones, cualquier tipo de emoción.
   Hay una idea en este libro que me parece maravillosa y es la de que todo lo que se enseña tiene la capacidad de cambiar el cerebro del que aprende en su física  y su química, su anatomía y su fisiología, conformando así circuitos neuronales que anteriormente al aprendizaje no existían. También la idea de que el cerebro es plástico a lo largo de toda la vida, es decir que puede ser modificado por el aprendizaje a cualquier edad, es una realidad muy optimista y que nos anima a todos a seguir la línea del aprendizaje permanente, nunca es tarde para aprender cosas nuevas que nos "emocionen".
   Me gusta el concepto de "ventanas plásticas" que aparece en este ensayo porque me hace imaginar todo lo que se va abriendo en nuestra cabeza y todo lo que queda por abrir, por decirlo de una manera nada científica pero sí muy entendible, me pregunto cuántas ventanas deja uno sin abrir en la vida a veces de manera voluntaria, otras por alguna imposibilidad exterior, pero estaría bien proponerse leyendo todo esto empezar a "airear" nuestro cerebro sin dejar nada cerrado ahí dentro a partir de ahora.
   Francisco Mora habla en uno de los capítulos de los neuromitos, esas ideas que circulan en el mundo de la neurociencia y que no son ciertas como la de que sólo utilizamos el diez por ciento de nuestro cerebro. Nos dice el autor que nuestro cerebro funciona completamente, pero entre más nos emocionemos, más aprendizajes alcancemos de todo tipo, más actividad neuronal tendremos, más capacidad alcanzaremos, nuestra inteligencia estará más desarrollada.
   En este blog en el que siempre abogo por la palabra, estoy en consonancia con el Doctor Mora que habla de las palabras como "el vehículo del conocimiento". A pesar de las tecnologías y todos los medios de comunicación que tenemos en la actualidad a nuestro alcance, sigue siendo la palabra la transmisora principal de la "emoción". No hay emoción en un whatssap, no nos engañemos.
  Recomiendo esta lectura a cualquier persona aunque no tenga nada que ver con el mundo de la educacíón, porque todos somos aprendices a lo largo de toda la vida. Y si es cierto eso de que "la emoción mueve el mundo" como dice nuestro autor, intentemos cada día emocionarnos un poco.